Zaragoza (EFE).- Enrique Vila-Matas regresa con ‘Montevideo’, un libro repleto de puertas que hacen viajar mentalmente a diversos lugares por los que pasean escritores pasados y presentes que conforman un “canon literario lejano del oficial” y que permite al escritor barcelonés ejercer de crítico literario a través de la narración.

Además, defiende que la no ficción también es una ficción, “porque no se puede reproducir la realidad con exactitud”.
Su nuevo libro ha supuesto “un montaje feliz a través de una estructura muy inédita”, en la cual viaja mentalmente de un lugar a otro, “sin perder nunca el núcleo central del libro, siempre saltando de una cosa a otra y logrando una coherencia entre todo» lo que va contando.
Gracias a la estructura de la narración, “que en el fondo es infinita”, cree que ha gozado de “un ímpetu superior al de otros libros” y que tiene pensada la continuación porque, normalmente, todas sus novelas salen del anterior.
“Llego a un límite que hace que me pregunte qué haré ahora y, entonces, tengo que pensarlo. Dentro del encierro en el que me encuentro, que parece que he llegado al final de la exploración, veo una salida y por esa sigo escribiendo”, sentencia.
Al final de la entrevista, duda sobre dónde iría si tuviera que trasladarse físicamente a uno de los lugares de su libro porque “en ninguno” ha tenido “experiencias muy agradables”, pero reconoce finalmente que “escogería quizás el París en el que era un delincuente”. “Volvería al principio”.
Inés Escario