Por Javier G. Paradelo |
Torrelavega (EFE).- El taller de teatro de la Escuela Caligrama de Torrelavega, integrado por 16 actores amateur de entre 52 y 88 años, ha transformado una céntrica plaza de la ciudad en un ‘laboratorio’ para conocer qué asuntos preocupan a los mayores como el sexo, la política o la religión.
Esta experiencia de teatro no convencional ha sido creada a partir de textos como el Cantar de los Cantares, el Génesis, el Nuevo Testamento o la obra del dramaturgo Samuel Beckett, y se pone en escena bajo el título «Al final fue el canto más hermoso», una pieza creada para ese nuevo espacio escénico.
La directora del taller, Mónica González, cuenta, en una entrevista con EFE, que esta propuesta permite que el teatro «habite en un espacio público» como es la plaza de San Bartolomé, un lugar elegido por los actores antes siquiera de escribir la obra o de empezar a ensayar para su estreno.
Según detalla, durante el desarrollo del taller los actores han explorado territorios nuevos para ellos y desconocidos en el arte teatral, no basados en el aprendizaje de textos ya creados, porque cada representación es única, ya que se crea para el espacio donde se va a poner en escena.

Para llegar a armar «Al final fue el canto más hermoso», los integrantes de la compañía comienzan con un debate previo sobre los temas que más les interesan, ya que no dependen de textos preestablecidos, y luego trabajan las acciones físicas o la actitud que da vida a la obra.
Mónica González asegura que trabajar con actores de una edad avanzada supone un reto, por la pérdida de capacidades y de concentración que ello conlleva, pero también es un aliciente para el director porque se debe redoblar el esfuerzo para que todos disfruten de igual manera del hecho teatral.
A su juicio, para los integrantes del grupo el desarrollo de esta iniciativa les permite «crecer como personas», al avanzar en sus capacidades investigando desde sus propias emociones al poner en marcha una pieza teatral que es reflejo de aquello que más les interesa en la vida.
José, uno de esos actores, asegura que la experiencia de hacer teatro sin libreto y muy alejado de los cánones habituales es «una experiencia muy positiva», porque la obra requiere mucha interrelación, ya que cada intérprete actúa de una forma en cada momento.
Según explica, el hecho de que la obra se represente en un espacio abierto añade alicientes tanto para los actores como para el público, ya que ninguna representación es igual a otra y no existen los límites que impone un escenario tradicional.
La concejal de Cultura de Torrelavega, Esther Vélez, explica que este tipo de acciones permiten generar la oportunidad de que la ciudadanía se encuentre con un evento cultural mientras pasea por la calle, ya que incluso los actores visten su ropa habitual para afianzar el carácter sorpresa.