Ana Santana
Santa Cruz De Tenerife (EFE).- La escritora Maiki Martín Francisco ha encontrado un nuevo (y dificultoso) camino poético en su último poemario, «Y solo aman los seres alados», atravesado de una carga erótico-amorosa, de Eros y Thanatos, en el que las playas y barrancos de La Palma dibujan un espacio onírico y real.
Maiki Martín (Santa Cruz de La Palma, 1974) comenzó a escribir desde «muy niña», pues con 8 años escribió su primer cuento, que era de terror «y que nunca terminé, pero a partir de ahí continué creando otras historias», según explica en una entrevista a EFE en la que precisa que «no puede diferenciar» su vida de la literatura.
La literatura «es mi lugar en el mundo, a veces mi torre secreta» y por ello, con apenas 25 años, ya escribía poemas «con una carga existencial importante, en los que plasmaba «dudas e interrogantes acerca de la muerte y de la vida, del tiempo como incertidumbre».
Así se refleja en su primer libro de poemas, «Como una piedra azul que tapa el nicho», con el que en 2000 ganó el Primer premio del concurso “Ciudad de La Laguna” de poesía y el Premio Internacional de poesía “Ciudad de Santa Cruz de La Palma”.
Estaba, además, muy influida por la lectura de Alejandra Pizarnik, y de hecho, el título de su segundo poemario «Sin que yo opine lo contrario» guarda relación con algunos de sus versos, prosigue Maiki Martín, para quien sus primeras obras muestran «la crudeza de sus revelaciones, en un espacio poético, onírico, del que se desprende la impotencia del ser humano frente a un hecho tan terrible como el descubrimiento de la mortalidad».
Evidentemente, en sus obras posteriores la tendencia general no ha sido la misma «aunque en el trasfondo se sigue percibiendo la huella de esa reflexión, de esa lucha contra el tiempo que nos lleva de la mano hacia la tumba, irremediablemente», pero aparecen otros asuntos que «apaciguan un poco esa desazón, y que entran más en consonancia con la época que me ha tocado vivir, con las injusticias ante las que me encuentro».
Romper la trayectoria
Y llega su último poemario, «Y solo aman los seres alados», que se presentó el pasado viernes en Tenerife y el 27 de febrero en Las Palmas de Gran Canaria, que «rompe ligeramente con esa trayectoria, aunque la voz de fondo se mantiene».
«El tono existencial se trasluce en la mayor parte de sus versos a pesar de que el libro esté atravesado de cierta carga erótico-amorosa, pues por diferentes circunstancias, personales y literarias, encontré un camino poético que no había seguido hasta aquel momento, y que me parecía muy dificultoso. Escribir sobre el amor o la experiencia erótica sin caer en los tópicos es cada vez más complicado», ite Maiki Martín.
El resultado son estos versos que conjugan amor y desamor, Eros y Thanatos, en un espacio que es a la vez onírico y real, porque está muy vinculado a la isla, a sus playas y barrancos, pero desde una perspectiva oscura, más marcada por la niebla de un cuento de Allan Poe que por la fastuosidad de un paisaje modernista, subraya.
El título no alude a unas alas angelicales, sino simbólicas, que llevan a pensar en la libertad porque «el mero hecho de volar significa mucho más que huir de los convencionalismos, o dejarlos atrás. Primero hay que saber volar, y luego, colocarse las alas, no al revés».
Los no alados, por el contrario, son los que se someten exclusivamente a mantener los pies en la tierra, los que no se atreven a volar, explorar nuevos caminos u oportunidades, en el amor o en otros aspectos de sus vidas. No aman la vida en toda su extensión, en toda su amplitud, incluyendo el placer y el dolor.
El impulso poético
Maiki Martín se congratula además que de que una parte del público joven lee poesía, aunque no la más clásica ni tal vez la de mejor calidad «pero por algo se empieza», lo cual ha significado un impulso en este campo.
También ha apreciado en la última década una tendencia a la publicación de obras de autores y autoras cuyos poemas se han hecho famosos gracias a las redes sociales y, aunque le parece importante que se le dé voz a cualquiera que desee internarse en el mundo de la poesía, el problema es que se ha hecho «sin una crítica, sin una valoración previa detrás, y eso es primordial».
Le preocupa que buena parte de las personas que comienzan a escribir, sobre todo poesía, hayan leído muy poco y encima se excusen aludiendo a que no quieren “sentirse influenciados”.
No vale con coger un día el ordenador o el bolígrafo y juntar palabras, pues «hay un oficio que lleva miles de horas de trabajo y de lecturas detrás», advierte Maiki Martín, que ha visto muchos libros autopublicados, incluso por editoriales, en los que ni siquiera se ha prestado atención a las erratas o a las faltas de ortografía.
Al respecto, ite que es «bastante catastrofista» en cuanto a que el uso continuado del móvil provoca un estado casi permanente de distracción y señala «estamos programando nuestros cerebros en un método de captación de la realidad y de los estímulos externos que no solo no están permitiendo una adquisición profunda, elaborada, de conocimientos, sino que impiden escuchar con detenimiento, y esto es muy preocupante, no solo a la hora de leer».
«Somos esclavos de nuestra propia esclavitud, pasamos más tiempo de nuestra vida con el ojo puesto en las notificaciones de los dispositivos que con los oídos atentos a las palabras de quien tenemos delante, o incluso de nuestros propios pensamientos, y esto es algo que agota muchísimo», apostilla Maiki Martín, para quien entre esa pérdida de la concentración y el avance cada vez más rápido de la Inteligencia Artificial …. «estamos creando esos dioses que durante tanto tiempo hemos temido y no viven en el cielo, pero sí pueden ser inmortales». EFE