Madrid (EFE).- El exentrenador de la selección femenina de fútbol Jorge Vilda ha itido que debió hablar con Jenni Hermoso del beso de Luis Rubiales y ha explicado que no lo hizo porque no quería «importunarla», motivo por el que decidió ‘motu proprio’ hablar con su hermano para recuperar la «normalidad» ante la relevancia mediática que estaba adquiriendo lo sucedido.
Vilda ha declarado este miércoles como acusado por un delito de coacciones a Hermoso en el juicio en el que el expresidente de la RFEF está también acusado de agresión sexual por el beso a Hermoso, y ha recordado que desde que se produjo este hecho no ha vuelto a hablar con la jugadora.
A este respecto él mismo ha recordado que, según ella ha declarado en el juicio, se ha sentido «dolida» por esa falta de comunicación con él, al que conocía desde hace 17 años, momento en el que ha lamentado que a «nadie se le encendió una luz de alarma» porque algo «había pasado» en relación al beso «al margen» de la dimensión que estaba adquiriendo en los medios de comunicación.
Vilda deja al margen a Rubiales
En su declaración, Vilda ha dejado a Rubiales al margen de la decisión de hablar en el avión con el hermano de la jugadora, Rafael Hermoso, y al ser preguntado por la fiscal Marta Durántez si fue el expresidente de la RFEF quien le mandó hablar con él para convencerla de grabar un vídeo junto a él para quitarle hierro al asunto del beso, ha respondido con un rotundo «en ningún caso».

Jorge Vilda ha negado tajantemente que advirtiera al hermano de la jugadora de las consecuencias negativas que podría tener para su futuro profesional si no salía en un vídeo con Luis Rubiales, desmarcándose de esta forma del delito de coacciones por el que le acusa la Fiscalía.
Porque, según él, fue a hablar con el hermano de la jugadora en el avión de vuelta a España por iniciativa propia al ver la «bola mediática» que se estaba creando en torno al beso, que restaba relevancia al éxito de la Selección.
Lo hizo, ha recalcado, «por Jenni, por lo que podía repercutir toda esta presión mediática en Jenni», y porque creyó que todo aquello iba a «tener un impacto negativo» en las jugadoras y pensó en la manera de poder «normalizar la situación, pensando en el futuro y en la celebración y en mi Selección».
El hermano de Hermoso tildó el beso de «anecdótico»
Ha manifestado que el hermano de Jenni Hermoso tildó el beso de Rubiales de «anecdótico y algo sin importancia» y ha negado que le dijese que su hermana no quería saber nada. «Eso es falso».

Vilda ha afirmado que presenció el beso que Rubiales dio a la jugadora durante la entrega de medallas, pero ha opinado que «nadie le dio la mayor importancia», y ha negado que percibiese incomodidad en Jenni: «Hasta entonces lo que yo había percibido es alegría, celebración, jolgorio».
No fue consciente de que se sintiera presionada
Más tarde, ha reconocido, sí que la vio con «cierta cara de preocupación» mirando el móvil en el avión, pero pensó que era porque no le gustaba lo que estaba leyendo en los medios sobre lo sucedido.
Pero ha asegurado que no la vio llorar ni fue consciente de que se estuviese sintiendo presionada, y que tampoco vio a Luis Rubiales sentado delante de él, hablar con ella en el avión.
Sí que ha itido que en el avión «la gente de prensa estaba muy activa», y que el equipo de confianza del entonces presidente, como su jefe de gabinete o el jefe de comunicación de la Federación, tuvieron conversaciones «en torno al impacto mediático que estaba teniendo el beso» con el objetivo de «buscar un consenso», pero sin hablar de «nada específico».
La fiscal resalta el poder de Rubiales ante Hermoso
Por otro lado, la fiscal Marta Durántez ha alzado la voz contra la «revictimización» de Jenni Hermoso en el juicio, donde ella misma se ha visto obligada a preguntar por qué se rió tras el triunfo, y ha preguntado: «¿es menos víctima por eso?
Además, ha subrayado el poder que ostentó Rubiales al frente de la Federación de Fútbol, donde «mandaba todo», y no ha dudado de que los otros tres exdirectivos acusados coaccionaron a Hermoso para que dijese que el beso que le dio fue consentido, porque «si él caía, se caían los demás».
La fiscal ha desgranado el «puzzle coactivo» en el que, según ella, participaron Rubiales, el exentrenador de la Selección femenina Jorge Vilda, el exdirector de la masculina Albert Luque y el exjefe de marketing Rubén Rivera, y que se desplegó en varios escenarios: en el vestuario, en el autobús hacia el aeropuerto, en el avión, en el viaje a Ibiza y al no ser convocada tras el Mundial.
Durántez, que ha mantenido su petición de dos años y medio de prisión para el expresidente de la Federación de Fútbol, ha defendido que, tras siete jornadas de juicio, «no hay género de duda o por lo menos duda razonable suficiente» de que el beso que dio a Jenni Hermoso tras la victoria del Mundial «fue un beso no consentido».
Rubén Rivera: «Era irador, amigo, esclavo y siervo»
Por su parte, el exdirector de Marketing de la RFEF, Rubén Rivera, ha parafraseado al personaje Fernando Galindo, que interpretó el actor José Luis Lopez Vázquez en la película «Atraco a las 3», al describir su labor en el viaje a Ibiza con el que se obsequió a las jugadoras: «Era su irador, amigo, esclavo y siervo».
Rivera, que ha rechazado responder a la fiscal Marta Durántez y al resto de las acusaciones, entre ellos el abogado de Hermoso, con el argumento de que ya les contestó «en instrucción», ha negado en todo momento haber presionado a la jugadora para que se pusiera en o con otro de los acusados, el exdirector deportivo de la selección masculina Albert Luque.
Rivera ha lamentado «estar aquí» por algo «tan inocuo» como haberle pasado su móvil a Hermoso, en el microbus que les trasladó desde el aeropuerto de Ibiza al hotel en el que se alojaron las jugadoras, cuando el exdirector de Integridad Miguel García Caba trataba de localizarla en el marco del expediente que se puso en marcha y ella tenía su teléfono apagado.
Durante su declaración ha hecho, en al menos dos ocasiones, uso de la frase «pruebas y datos matan relatos» cuando ha tratado de hacer un relato pormenorizado de su estancia en Ibiza, de tal manera que el juez le ha frenado tras obviar sus palabras para que callara.
Luque niega presiones
También el exdirector de la Selección masculina Albert Luque ha negado haber presionado a Hermoso o a su amiga Ana Ecube para que restasen importancia al beso.

A preguntas de su abogado, tras rechazar declarar a las acusaciones, Luque ha subrayado que Hermoso era su «amiga» fuera del ámbito de la Federación y que, en virtud de esa relación, le había hecho muchos favores.
Según su versión, él estaba en Ibiza de vacaciones y le escribió un mensaje consciente de que la situación era «cada vez más grande» y «todo se estaba magnificando».
Al ver que no le llegaba y estar en la isla, decidió ir a verla. «Voy a verla, a interesarme por mi amiga con todo lo que está pasando», ha indicado.
Hermoso rechazó hablar con Luque
Al llegar al hotel, vio que Jenni le había escrito rechazando hablar con él, por lo que, ha dicho, la respetó y llamó al hermano de la futbolista, a Rubén Rivera y éste le dijo que una amiga de la jugadora quería hablar con él porque consideraba que se merecía una explicación.
Luque ha itido que le sentó mal que la jugadora no quisiese verle porque la ha ayudado en muchas cosas como «conseguir entrar en discotecas», y ha dicho que, tras ver un comunicado en nombre de la jugadora, sintió que estaba «en medio» entre dos amigos: Jenni Hermoso y Luis Rubiales.
También ha manifestado que se arrepiente de algunas de las respuestas que dio a la amiga Hermoso por WhatsApp, que ha calificado como «desafortunadas, y lo ha justificado, en que es una «persona de sangre caliente».