Madrid (EFE).- El impacto de la larga sequía en las cosechas, la prolongada crisis de precios, como los de la energía, que encarece toda la cadena de valor y otros factores como el avance de la gripe aviar en la cabaña ganadera han generado el cóctel perfecto para que los precios de los alimentos sigan disparados.
Los alimentos y las bebidas no alcohólicas se encarecieron en octubre un 15,4 % frente al mismo mes de 2021, subida que supone un nuevo récord desde 1994.
La pregunta de por qué los alimentos siguen su propio camino inflacionista hay que buscarla en las particularidades de esta cadena sometida no sólo a las tendencias globales económicas sino también al impacto de la meteorología y de la sanidad en sus producciones.