València (EFE).- El presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, ha anunciado este viernes que la entidad repartirá entre dividendos y recompras de acciones 12.000 millones entre 2022 y 2024, lo que supone 3.000 millones más de lo previsto en su plan estratégico.
Durante la junta de accionistas, en el Palacio de Congresos de València, el banquero ha explicado que confía en mejorar el objetivo de rentabilidad que fijaron al inicio del plan estratégico para este año 2024, con lo que se incrementa la capacidad de retribución al accionista.
Eso les ha llevado a anunciar que elevan el objetivo de devolución de capital a lo largo del periodo del Plan Estratégico 2022-2024 desde los 9.000 millones de euros previamente comprometidos para este periodo, a los 12.000 millones de euros que se ponen ahora como nuevo objetivo para el conjunto de los tres años.
Porque, ha dicho, la retribución a los accionistas es una «prioridad» para el consejo de istración de la entidad, que tiene como principales accionistas a la Fundación la Caixa y al Estado, a través del FROB.

Para 2024: abono de dividendos en dos pagos en efectivo
Para 2024, CaixaBank ha propuesto a sus accionistas una política de dividendos con una distribución de entre el 50 y el 60 % del beneficio neto consolidado, que se abonaría mediante dos pagos en efectivo.
Por una parte, el banco quiere pagar un dividendo a cuenta en noviembre de 2024 por importe de entre el 30 y el 40 % del beneficio neto del primer semestre de 2024, al que se sumará un dividendo complementario a abonar en abril de 2025.
Adicionalmente, Goirigolzarri ha explicado que la pasada semana recibieron la aprobación del Banco Central Europeo para realizar un nuevo programa de recompra de acciones por un importe de 500 millones de euros, que ya se ha iniciado.

Goirigolzarri advierte de las debilidades de España y pide reformas de calado
CaixaBank espera que la economía española crezca un 1,9 % este año, por encima de la media de la zona euro, pero el presidente de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri, ha pedido ser conscientes de las debilidades estructurales que el país arrastra «desde hace décadas» y que hay que resolver.
Para ello el banquero aboga por reformas de calado, pero reconoce que requieren consensos políticos y sociales, lo cual dada la «aritmética parlamentaria» no parecen alcanzables en el corto plazo.
Durante su discurso en la junta de accionistasen València, el banquero ha explicado que, previsiblemente, el crecimiento de la economía española irá «de menos a más» gracias a la contención de la inflación y a las probables bajadas de tipos de interés que, en su opinión, serán un estímulo para la actividad.
También será muy relevante el ritmo de aceleración que se consiga en el despliegue de los fondos europeos, ha añadido.
Sin embargo, más allá de estas cifras de corto plazo, Goirigolzarri ha pedido ser conscientes de los retos de medio y largo plazo de la economía española.
«Nuestra economía tiene debilidades estructurales que arrastramos desde hace décadas y que debemos resolver. Siempre he pensado que la mayor vulnerabilidad de la economía española son sus cuentas públicas y el punto más preocupante es su escaso crecimiento», ha dicho.

Un proyecto de consolidación fiscal creíble
Goirigolzarri cree «necesario y urgente» llevar a cabo un proceso de consolidación fiscal de las finanzas públicas que sea «creíble, sostenible y con vocación de ser cumplido», con el objetivo de reducir el alto nivel de endeudamiento público de España que es «un factor de riesgo» para la economía.
Además, ha insistido en que en los últimos 15 años la capacidad de crecimiento de la economía española ha sido «escasa» y esto se traduce en que, desde 2008, el proceso de convergencia con Europa se ha detenido «e incluso revertido».
Si en 2008 el PIB per cápita español estaba siete puntos por debajo de la media del euro, esta brecha se amplió a 18 puntos en 2022, ha lamentado.
Ante esta realidad, a su juicio, es «fundamental» poner el foco en el crecimiento de largo plazo y Goirigolzarri cree que la productividad es el principal punto débil de la economía española.
Durante las dos últimas décadas, la productividad ha tenido un crecimiento «muy escueto» comparado con otras economías europeas y, además, esta evolución supone un freno al potencial de crecimiento a medio y largo plazo de España, ha explicado.
No obstante, la mejora de la productividad no se puede alcanzar por políticas de demanda, sino que requiere políticas de oferta, ha advertido Goirigolzarri, lo que se traduce en reformas de calado que requieren consensos políticos y sociales, lo cual dada la aritmética parlamentaria no parecen alcanzables en el corto plazo.
Pero no por ello dejan de ser fundamentales para la creación de riqueza, la financiación del estado de bienestar y, en definitiva, para la calidad de vida futura de los ciudadanos españoles, ha subrayado.