Washington, Tokio (EFE).- El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció que se opone y bloqueará la compra de US Steel por parte de la japonesa Nippon Steel por motivos de seguridad nacional y para asegurarse de que «Estados Unidos tiene una industria acerera y de propiedad nacional fuerte».
El mes pasado una agencia federal dejó en manos de Biden decidir sobre la fusión entre US Steel y Nippon Steel y este viernes el presidente estadounidense decidió bloquearla, algo que su próximo sucesor, Donald Trump, que asumirá el cargo el 20 de enero, ya prometió hacer.
Uno de los grandes productores de acero
«Esta adquisición hubiese puesto a uno de los grandes productores estadounidenses de acero bajo control extranjero y habría creado un riesgo para nuestra seguridad nacional y nuestras cadenas de suministro críticas», señaló Biden en un comunicado.
Biden aseguró que es su «responsabilidad solemne» responder al intento de compra de US Steel, con base en Pensilvania, «bloqueando la propiedad extranjera de este compañía estadounidense vital».
«US Steel seguirá siendo una compañía orgullosamente estadounidense; de propiedad estadounidense, operada por estadounidenses y con sindicatos estadounidenses de trabajadores del acero», recalcó.
Nippon Steel y US Steel tachan de ilegal la negativa de Biden
Las acerías Nippon Steel y US Steel condenan la decisión del presidente estadounidense, Joe Biden, de no permitir que la empresa japonesa adquiera a la norteamericana, y consideran que el procedimiento no se ajusta a derecho y busca favorecer sus «intereses políticos», e insinuaron al tiempo que podrían emprender una demanda.
«Estamos consternados por la decisión», explican las dos empresas afectadas en un comunicado conjunto publicado hoy, que consideran que lo determinado por Biden «refleja una clara violación del debido proceso y de la ley que rige el Comité de Inversiones Extranjeras de los Estados Unidos (CFIUS)».
«En lugar de cumplir con la ley, el proceso fue manipulado para promover los intereses políticos del presidente Biden. La declaración y la orden del presidente no presentan ninguna prueba creíble de un problema de seguridad nacional, lo que deja claro que se ha tratado de una decisión política», añade el comunicado.
«Tras la decisión del presidente Biden, no nos queda otra opción que tomar todas las medidas adecuadas para proteger nuestros derechos legales», indican ambas empresas, sugiriendo que podrían emprender una demanda contra el Gobierno estadounidense.
Ambas acerías consideran que la negativa «significa negar miles de millones de dólares en inversiones comprometidas para extender la vida útil de las anticuadas instalaciones de US Steel» y que pone en riesgo miles de empleos, por lo que «el presidente
Biden ha sacrificado el futuro de los trabajadores del acero estadounidenses en favor de sus intereses políticos».
El texto añade que resulta «profundamente preocupante que el Gobierno de EE.UU. rechace una transacción que favorece la competitividad e intereses nacionales y trate de esta manera a un aliado como Japón» y que la decisión «envía un mensaje escalofriante a toda empresa con sede en un país aliado de EE.UU. que esté considerando realizar inversiones significativas en ese país».
Una operación de 14.000 millones de dólares
El bloqueo formal de la fusión acerera frustra una operación de unos 14.000 millones de dólares que iba a crear un gigante de la industria pesada capaz de competir con otros como ArcelorMittal o los gigantes chinos liderados por Baowu Steel.
Biden aseguró en un comunicado que las razones que le han llevado a tomar esta decisión tienen que ver con la necesidad de defender la seguridad nacional y proteger «las infraestructuras de esta nación y mantener un sólida cadena de suministro».
La decisión se da después de que el mes pasado el Comité de Inversiones Extranjeras de los Estados Unidos (CFIUS), una agencia federal presidida por el Departamento del Tesoro, dejara en manos de Biden la decisión sobre la idoneidad de la fusión, vista como necesaria por algunos expertos para mantener la competitividad de la que en su día fue la mayor empresa estadounidense y del mundo.
La decisión de Biden de hoy es un giro al proteccionismo que se aleja de la política de aperturismo sobre inversiones que ha dominado la práctica regulatoria estadounidense durante décadas y que con la llegada de Trump a su primera presidencia, en 2017, comenzó a cambiar.
Seguramente, Nippon Steel se opondrá a esta decisión del Ejecutivo en los tribunales, ya que ha mostrado constantemente su intención de emprender acciones legales si la fusión se bloquea.
Además, esta oposición de Washington a la fusión, que tiene un trasfondo político al afectar sobre todo al estado clave de Pensilvania, ha tensado las relaciones con el aliado nipón.