Ana Rodrigo |
Madrid (EFE).- España tiene la obligación de gestionar y facilitar la acogida de los menores migrantes que llegan solos al país y también garantizar la seguridad de los niños durante las rutas migratorias, según Unicef, que considera estos dos asuntos como importantes desafíos migratorios para las autoridades españolas.
Así lo subrayó en una entrevista con EFE el director ejecutivo de la organización en España, José María Vera, con motivo del Día Internacional del Migrante.
«(En España) hay una necesidad de que funcione mucho mejor el sistema de contingencia y de derivación de los menores y que, por lo tanto, se comparta la atención y la protección de estos niños que llegan sin acompañar» en todo el territorio, apuntó Vera.
Las comunidades autónomas españolas tienen en sus servicios de protección a la infancia a casi 12.400 menores extranjeros no acompañados, de los cuales cerca del 40 % están acogidos en la red del archipiélago de Canarias, en el Atlántico y desbordada por la incesante llegada de embarcaciones precarias registrada este año.

La cifra se ha disparado hasta alcanzar alrededor de 4.700 menores acogidos, mientras que el mecanismo de derivación voluntario y solidario entre regiones apenas distribuye hacia a la España peninsular a unos pocos cientos.
Cifras gestionables para España
El hecho de que el sistema de derivación sea voluntario y no por ley está provocando un cierto desorden ante una situación «manejable y que debería ser gestionable por un país como España», asegura Vera, quien recuerda que «los menores tienen derecho a la protección; está recogido en la Convención sobre los Derechos del Niño firmada hace ya muchas décadas».
Pero no es solo una cuestión de garantizar ese espacio en los centros, sino de dotarlos también mejor, reclama el representante de Unicef, con trabajadores capacitados, una reducción del número de alojados, mayor seguridad, y «que se aborde la salud mental y se preste apoyo a estos niños con un trauma que hay que atender, es una responsabilidad pública».
También lo es garantizar la seguridad de los niños durante las rutas migratorias en las que muchos mueren, «en los últimos meses de una forma especial en la ruta atlántica hacia las islas (Canarias)», añade Vera.

A Vera le preocupa además que fallen los procedimientos de determinación de edad de los jóvenes migrantes que carecen de documentos: «Hay casos de menores que están en centros de adultos y también adultos en centros de los de menores; ahí hace falta actuar con una claridad y con una contundencia mayor».
La alternativa de las familias
El modelo de acogida de los menores migrantes en España a través de familias sería una buena opción para el director de Unicef, así como los mecanismos que se activaron para la atención de refugiados ucranianos.
Aboga por poner en marcha más vías de desinstitucionalización, como el acogimiento familiar. «Siempre van a estar mejor acogidos en una familia que en un centro de protección y también sería una forma de distribuir más a los menores».
«Ya hay casos de menores migrantes en acogimiento familiar, pero no se producen con esa explosión de solidaridad que hubo en el caso ucraniano», señala Vera, quien opina que las istraciones deberían incentivar estos casos a través de campañas y ofreciendo facilidades a estas familias solidarias.