Imagen de archivo del Parque Nacinal de Sierra Nevada. EFE/Miguel Ángel Molina

España, un país con «aún poca cultura de la nieve»

Madrid (EFE).- Aunque en los últimos años se ha reducido el nivel de precipitaciones en las estaciones españolas, el observador nivometeorológico Juan Diego Echegaray, conocido como ‘Buitre’, pide precaución a la hora de disfrutarla porque en España «aún hay poca cultura de la nieve» y con ella «no existe el peligro cero».

La nivología o ciencia de la nieve «nació en 1930 al mismo tiempo en Utah (EEUU) y Suiza», ha explicado a EFE este guía de la empresa Gran Alpina en la Cordillera Penibética, y estudia su composición y distribución, además de proporcionar información sobre sus relación con los efectos en el clima y su influencia en los glaciares e incluso el suministro de agua, entre otras áreas.

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La estación de esquí de Sierra Nevada, en la provincia de Granada, en una imagen de archivo. EFE/ Miguel Ángel Molina

En el Día Mundial de la Nieve, que se celebra cada tercer domingo de enero, ‘Buitre’ ha insistido en que «cualquier sitio donde haya nieve es susceptible de tener aludes»: sólo en Sierra Nevada, la media de muertes al año por culpa de avalanchas es de cuatro personas.

El riesgo de avalancha

Los niveles de peligro, a nivel internacional, se miden a partir de uno, no de cero, y el mayor es el cinco, que implica riesgo de avalancha: un desplazamiento del manto nivoso que incluye «cuatro ingredientes clásicos en el caso de los aludes de placas, aproximadamente un 80 % de los que se producen».

Estos ingredientes son «una placa de viento superior, una capa débil -cuando los cristales tienen muy poca cohesión entre sí- justo debajo, una pendiente de más de 30º y la sobrecarga que representa el esquiador», ha precisado ‘Buitre’, que también es socio de la Asociación para el Conocimiento de la Nieve y los Aludes fundada en el Pirineo catalán para divulgar los riesgos asociados.

Si bien «según mi experiencia, cada vez nieva menos en España», la mayor cantidad de precipitación sólida se da en Pirineos y Cordillera Cantábrica y la mayoría de accidentes se da en el caso de esquiadores de montaña, no alpinos, ya que los primeros «están mucho más expuestos, en lugares sin balizar y con nieve sin tratar».

La preparación, imprescindible

El periodista y naturalista Alfredo Merino, también guía de montaña y profesor de esquí, defiende las actividades al aire libre pero se suma a la advertencia de que «es peligroso salir a la montaña sin estar preparado», sobre todo si la persona se confía demasiado, como muestra el hecho de que «el 70 % de los accidentes suceden en lugares sin dificultades técnicas».

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Imagen de archivo de la Copa del Mundo de boardercross, competencia de snowboard (tabla de nieve), en Sierra Nevada. EFE/ Miguel Ángel Molina

En su libro ‘350 deportes que puedes practicar al aire libre’, incluye diversas propuestas para disfrutar de la nieve, desde las tradicionales a otras más novedosas como el «Uphill ski» -carreras verticales con esquíes-, el «Snowfeet» -usando unas pequeñas plataformas para los pies- o el «Skijoring» -donde el esquiador es arrastrado por uno o dos perros e incluso por un caballo-.

En todo caso, el esquí alpino es el deporte por excelencia en la montaña en esta época, por lo que la ausencia de nieve natural obliga a recurrir a la innivación artificial con cañones que pulverizan minúsculas gotas de agua para congelarlas orientándolas hacia las pendientes deseadas.

En el caso de Sierra Nevada, cuya cota de nieve es «única, porque comienza a unos 2.300 metros, la misma altitud a la que terminan algunas estaciones del Pirineo», los cañones de nieve «emplean los recursos hídricos de la Laguna de las Yeguas», añade ‘Buitre’.

Cada temporada es diferente

En este sentido, el delegado territorial en Aragón de la Agencia Estatal de Meteorología, Rafael Requena, ha subrayado a EFE que «cada temporada invernal es distinta y existe una gran variabilidad interanual» según las estaciones.

Esto se refleja, por ejemplo, en el estudio de datos del refugio oscense de Góriz en el Pirineo aragonés, donde el análisis del espesor de nieve los días 19 de diciembre, 29 de enero, 21 de febrero y 14 de marzo de cada año desde 1981 concluye que «no existe ninguna tendencia estadísticamente significativa de su aumento o disminución».

Precisamente en Aragón se encuentra la estación de esquí más antigua de España: la de Candanchú, en el término municipal de Aísa (Huesca), inaugurada en 1928.