Imagen de archivo del líder del PSC, Salvador Illa y del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (i), en el Parlament. EFE/Andreu Dalmau

El laberinto del 12M: triple duelo Aragonès-Illa-Puigdemont y cuatro meses de inestabilidad

Roger Mateos |

Barcelona (EFE).- El adelanto electoral en Cataluña promete un triple duelo por el timón de la Generalitat entre Pere Aragonès, Salvador Illa y un Carles Puigdemont que es el as en la manga de JxCat para el 12 de mayo, en un contexto de inestabilidad política agudizado por el fracaso de los presupuestos y que se prolongará hasta finales de junio o, incluso, más allá.

Cuatro meses (o más) endiablados

A partir del próximo lunes, cuando Aragonès firme el decreto de convocatoria electoral y se publique al día siguiente en el Diario Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC), Cataluña entrará en un túnel de provisionalidad, batallas partidistas y una más que probable inestabilidad que puede prolongarse al menos cuatro meses, justo en el momento en que se afronta una grave sequía.

Tras las elecciones del 12M, se abrirá un plazo de 20 días hábiles -contaminado por la batalla electoral de la campaña de las europeas- para constituir el nuevo Parlament, que como muy tarde celebrará su primera sesión el 10 de junio; a continuación, la nueva presidencia de la cámara catalana tendrá diez días hábiles para proponer, tras una ronda de consultas, a un candidato a la investidura.

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El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en el Parlament en una imagen de archivo. EFE/Toni Albir

Tradicionalmente, el debate de investidura se ha celebrado dentro de este plazo, por lo que podría tener lugar en torno al 25 de junio -la fecha es orientativa-; si fracasa en primera votación al no llegar a la mayoría absoluta, el candidato puede optar a ser investido por mayoría simple al cabo de dos días.

Por lo tanto, como mínimo hasta finales de junio Cataluña no dispondrá de un nuevo Govern, pero vista la fragmentación política actual y las tensiones entre adversarios, no es descartable que la investidura encalle; si fracasa la primera votación, empieza una cuenta atrás de dos meses hasta un nuevo debate de investidura -que hipotéticamente podría caer a finales de agosto- y, si tampoco hay mayoría para elegir a un presidente, automáticamente serían convocadas nuevas elecciones para 54 días después, ya en octubre.

El factor Puigdemont

El factor más imprevisible de estas elecciones es Puigdemont, que será cabeza de lista de JxCat.

En los comicios catalanes de 2021, Puigdemont ya fue el simbólico número uno de JxCat, con Laura Borràs como candidata efectiva, pero esta vez en Junts calculan que la entrada en vigor de la ley de amnistía -hacia finales de mayo o principios de junio- permitiría al expresidente catalán regresar a bombo y platillo a Cataluña justo para asistir al debate de investidura, a finales de junio.

Sin embargo, son muchas las incógnitas que quedan por despejar, ya que los tribunales que investigan a Puigdemont por el 1-O y por el caso Tsunami pueden elevar cuestiones prejudiciales a la justicia europea y retrasar la retirada de su orden de detención nacional, una incertidumbre que obliga a JxCat a pensar en un plan B y en escoger meticulosamente al número dos de su lista.

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El expresident de la Generalitat Carles Puigdemont, en una imagen de archivo. EFE/David Borrat.

Atomización independentista

Si en 2021 el independentismo consiguió la mayoría absoluta en votos -hasta un 52% en total- y en escaños -ERC, JxCat y CUP suman 74 diputados-, esta vez las perspectivas son a la baja, hasta el punto de que, según las encuestas, peligra su mayoría parlamentaria.

ERC y JxCat, Aragonès y Puigdemont, protagonizarán uno de los duelos más encarnizados del 12M; lo que no está claro es si después de las elecciones habrá suficientes puentes para volver a pactar un Govern independentista -en el que quizá serán necesarios los votos de la CUP- o si las relaciones están tan deterioradas -desde que salió Junts del ejecutivo en 2022- que no es posible otra coalición.

El repliegue estratégico de ERC y JxCat, que han aparcado la vía unilateral y son imprescindibles para la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez, ha enervado a los sectores más radicales del independentismo, lo que puede atomizar aún más la oferta electoral.

La ultraderechista Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll (Girona), planea saltar al Parlament, igual que la eurodiputada y exconsellera Clara Ponsatí, que tras distanciarse de Puigdemont presentará el 23 de abril en el Teatro Borràs su nuevo proyecto político junto al filósofo Jordi Graupera, mientras que la ANC dará a conocer este sábado los resultados de su consulta interna sobre su propuesta de impulsar una «lista cívica» independentista al margen de partidos.

La oportunidad de Illa (y de Sánchez)

Quien lidera las encuestas en Cataluña es el primer secretario del PSC, Salvador Illa, que ya ganó en votos en 2021 y que ahora mismo goza de un liderazgo indiscutido dentro de su partido, que se verá reforzado este fin de semana en el XV Congreso de los socialistas catalanes.

El cónclave lo clausurará el domingo Illa al lado de Pedro Sánchez, que deposita sus esperanzas en una victoria del PSC en Cataluña, ya que este escenario daría pleno sentido a su estrategia de diálogo, reencuentro y desinflamación de la política catalana.

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Imagen del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), con el líder socialista en Cataluña Salvador Illa (i). EFE/Toni Albir

Illa esgrimirá su papel estabilizador como jefe de la oposición, tras alcanzar dos años seguidos un acuerdo presupuestario con el Govern y recetar «responsabilidad» y «política útil», convencido de que el caso Koldo no manchará su gestión al frente del Ministerio de Sanidad durante la pandemia.

El 12M también será un examen para los comunes -no han anunciado quién encabezará su lista, aunque Jéssica Albiach ya se ha mostrado «dispuesta» a repetir-, después de haber sido claves para tumbar los presupuestos del Govern con su oposición frontal al proyecto del Hard Rock, con el que han marcado distancias con PSC y ERC.

PPC: posible ‘soro’ a Vox entre ofertas de CS

En el flanco de la derecha, es el PPC -está por ver si con Alejandro Fernández como candidato- quien tiene mejores vibraciones preelectorales, ya que prevé un crecimiento exponencial partiendo de sus peores resultados: solo tres escaños de 135.

Muy diferente es la situación de CS, en vías de descomposición tras quedar fuera del Congreso y que afrontaba el 12M con el riesgo de desaparecer, aunque su ejecutiva permanente acaba de proponer «un frente constitucionalista» que podría acercarlos al PPC.

Vox, con Ignacio Garriga al frente, es cuarta fuerza en Cataluña con 11 escaños y aspira a competir con el PPC por el electorado más contrario a independentistas y socialistas.