Madrid (EFE).- Los diputados de ERC y Junts Gabriel Rufián y Josep Maria Cruset se han enzarzado este jueves en el pleno del Congreso, a cuenta de los pactos entre socialistas y republicanos, y sus acusaciones mutuas han subido de tono hasta reprocharle el primero a Junts su actitud «miserable» y responder el segundo a ERC las maneras de «de chulo de barra de bar».
Ha sido en sus respectivas segundas intervenciones durante el debate en el Congreso por la comparecencia de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para explicar el pacto de financiación singular catalana alcanzado por PSC y ERC.
Los dardos de Rufián y Cruset
Aparte de emplear sus turnos de palabra para contestar a Montero, tanto Rufián como Cruset han empleado buena parte de sus tiempos para un debate paralelo.
En la primera intervención, Rufián ha preguntado «a la derecha catalana» por qué no les gusta un acuerdo que Junts llevaba en su programa electoral, para conjeturar que debe ser solo porque lo ha suscrito Esquerra.
El portavoz republicano ha reprochado a Junts que llame a ERC «pagafantas» y que haya trasladado la idea de que este partido «vota a favor de cosas a cambio de nada».
Ha señalado que ERC ha votado a favor del 89 % de las medidas del Gobierno de Pedro Sánchez «después de negociar», mientras que Junts ha respaldado el 86 % «sin negociar absolutamente nada».
«¿Quién ha votado a cambio de nada aquí?», ha remarcado Rufián, además de considerar «un insulto» lo que hace Junts.
Cruset luego ha apuntado que ERC y PSC han mentido sobre el acuerdo, porque Cataluña a su juicio no ha conseguido «ni concierto económico, ni financiación singular, ni soberanía fiscal ni la llave de la caja».
También ha recriminado a ERC haber apoyado los presupuestos estatales de 2021 y 2022 «a cambio de tres reuniones de la mesa de diálogo en cuatro años», y esta legislatura den estabilidad a cambio de la transferencia de Rodalies, que «no es integral ni un traspaso».
Al volver a subir a la tribuna Rufián, ha centrado en Junts su alocución y sobre el acuerdo fiscal ERC-PSC solo ha dicho que si lo hubieran alcanzado las derechas española y catalana (PP-Junts) ahora estaría «Feijóo con barretina seguramente en Waterloo» explicando las bondades del pacto.
«Nos machacan con el eslogan miserable de que hacemos las cosas a cambio de nada», ha afeado a Cruset de nuevo esa frase.
A continuación, Rufián ha enumerado las ayudas durante la pandemia que salvaron vidas, la ley universitaria, la reforma de las pensiones, la ley de muerte digna o los recursos contra la violencia machista, entre otros logros, para preguntar de nuevo si sacar todo eso adelante gracias a los votos de ERC «¿es a cambio de nada?».
Luego ha advertido directamente a Cruset mientras le miraba a la cara: «Dejen de comportarse como los dueños de la finca, porque nosotros no somos sus masoveros».
Cruset, tras decir a Montero que tiene miedo que se conozca la realidad sobre el acuerdo con ERC, ha añadido: «Este miedo también explica el tono de chulo de barra de bar que hemos visto en algunas intervenciones de los últimos días para tapar ese ridículo».
Ha mirado entonces, al decirlo, hacia el escaño de Rufián, antes de volverse de nuevo hacia Montero para opinar que «la era del a cambio de nada se ha acabado».
Montero asegura que se mantiene la solidaridad con el resto
En su primera intervención, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, ha asegurado que la financiación singular prevista para Cataluña «no supone ninguna quiebra de la solidaridad interterritorial» y además garantiza un nivel de servicios públicos similar en todas las comunidades autónomas.
En atacar las posiciones del PP en materia de financiación autonómica ha empleado Montero la mayor parte de su intervención, culpando al partido que dirige Alberto Núñez Feijóo de que no se avance en la reforma del sistema de financiación autonómica para las comunidades del régimen común.
Sobre el acuerdo para Cataluña, motivo de la comparecencia, Montero se ha centrado en leer unos extractos, que luego ha resumido asegurando que deja claro el acuerdo que «no solo la solidaridad interterritorial debe existir», sino que también se tiene que garantizar un nivel de servicios públicos en todo el Estado».
Eso sí, ha añadido, un nivel similar en el caso de que las comunidades hagan un mismo esfuerzo de recaudación fiscal, en línea con una de sus principales críticas a comunidades gobernadas por el PP, especialmente la madrileña, que «con una mano bajan impuestos y con la otra piden más recursos al Gobierno».
«¿De verdad creen que atenta contra la solidaridad?», ha preguntado Montero tras leer ese punto del acuerdo para Cataluña.
El PP: es «una traición a la convivencia»
Por su parte, el vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, ha tildado la propuesta de financiación singular para Cataluña como “una traición a los principios de convivencia” y una ruptura de la igualdad entre los españoles.
“Están creando independentistas de primera y españoles de segunda”, ha censurado Bravo a María Jesús Montero.
Bravo ha tendido la mano al Gobierno para pactar un nuevo modelo de financiación si favorece la igualdad entre los españoles, pero ha advertido de que se negarán a hacerlo de forma bilateral.
Ha garantizado que el PP tiene una posición “compartida” en todos los territorios donde gobierna, al contrario que el PSOE. “Tenemos 14 comunidades autónomas con un proyecto común y ustedes tienen tres sin proyecto y sin que sea común”.
“Nosotros tenemos una responsabilidad: proteger a los españoles del Gobierno”, ha añadido el diputado del PP, quien ha insistido en la tesis de su partido de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez está “agonizando” y de que debe convocar elecciones.
El PSOE, a través de su diputado Pedro Casares, ha replicado al PP que recuperar la normalidad política e institucional en Cataluña “no es traicionar a España” y que fueron los populares, con su “política de brazos caídos”, los responsables de la mayor crisis territorial al propiciar el desafío independentista.
