Caridad González es colombiana afectada por la dana. EFE/Manuel Bruque

Caridad, migrante colombiana afectada por la dana y esperanzada con la regularización

Valencia (EFE).- Caridad González es colombiana, lleva tres años y medio en España y hasta el 29 de octubre cuidaba de una anciana de casi noventa años en Benetússer, cuando las inundaciones provocadas por la dana arrasaron la vivienda en la que ambas residían.

Salvaron la vida de milagro, pero la riada que asoló la provincia de Valencia y ha dejado 224 personas fallecidas y tres desaparecidas, la dejó sin trabajo y sin casa, y «con la desolación» de pensar qué hacer ahora con su vida, afirma en declaraciones a EFE.

La regularización sería «una bendición»

Por ello, ha recibido «con esperanza, aliento y alegría» por todos los que están en su misma situación las nuevas medidas para la población migrante afectada por esta dana aprobadas por el Consejo de Ministros, y que pasan por la regularización por un año para aquellos que no tienen papeles o la prórroga automática de permisos.

Para ella es una «bendición» porque, según dice, «somos muchos los que estamos en esa zona sin documentos, sin permiso para trabajar, buscando una oportunidad, buscando una vida digna» porque, según destaca, «a eso vinimos a este país» y lo dejaron todo (su familia, su vida, sus recuerdos, apegos y cultura) por venir aquí.

Dice que acogerse a la regularización «sería una buena opción, lo más ideal», pero desconoce el proceso que habrá que seguir ante Extranjería, qué documentos se les van a pedir y cuáles van a ser la condiciones.

En estos momentos, Caridad González tiene «una residencia para formación» y está haciendo sus prácticas de personal sociosanitario. Sin embargo, su tarjeta le autoriza «para residir pero no para trabajar», por lo que las entidades, empresas e institutos geriátricos no pueden contratarla.

Caridad González.
Caridad González. EFE/Manuel Bruque

Asegura que su residencia vence en mayo, por lo que si no resuelve su situación tendrá que volver a formar parte «del grupo de los irregularizados», un grupo de cuidadoras sin papeles que creó al llegar a Valencia y que suma ya a unas 400 personas.

En todo caso, insiste en que tiene «mucha esperanza, aliento y alegría» no solo por ella sino por todos los que están en esa situación, y afirma que el sueño de todos los inmigrantes es tener un permiso de trabajo y poder trabajar.

Salvar la vida y la de la persona a la que cuida

Caridad González afirma que cuando se produjeron las inundaciones, lo primero que se le vino a la cabeza es que no sabe nadar, pero después pensó que tenía que sobrevivir por sus hijos, por ella misma y por su madre, pero también salvar a la persona que tenía a su lado, una anciana la que cuidaba, y a la que protegió con su cuerpo.

«Recuerdo que en menos de 5 minutos el agua inundó la casa, rompió la puerta de la entrada principal y lo único que hice fue coger a la señora, levantarla de donde estaba sentada y cubrirla», para decirle después que tenían que salir de casa, recuerda.

Finalmente lograron refugiarse en otro edifico y a la mañana siguiente ella bajó para ver cómo el pueblo en el que llevaba casi dos años viviendo estaba «hecho un desastre», y asegura que aunque no es ni española ni valenciana, le dolió ver el estado en el que estaba todo.

La familia de la señora a la que cuidaba fue a recoger a la mujer, pero le dijo que no tenían sitio para acogerla a ella en su casa, por lo que se quedó «sin trabajo, sin casa, sin los regalos de diciembre que había comprado» para enviárselos a sus hijos, y «con la desolación de decir: ¿y ahora qué?, ¿adónde vas?, ¿qué sigue?, ¿qué vas a hacer?, ¿dónde buscas ayuda?».

Asegura que la gente ha sido muy amable con ella, y a través del grupo de cuidadoras que tiene enseguida le llamaron para ver qué necesitaba y para ofrecerle ropa de abrigo, un lugar para dormir y comida.