Adaya González |
Madrid (EFE).- Aunque ahora son bastante más y están mejor preparados de lo que estaban hace cinco años, la sobrecarga, la precariedad y la mala distribución de los recursos han acarreado a muchos profesionales sanitarios tasas elevadísimas de desgaste y absentismo que amenazan el futuro del Sistema Nacional de Salud (SNS) como fue concebido.
La covid-19 pilló al SNS con más de 680.000 trabajadores en activo, según el Informe Anual que cada año elabora el Ministerio de Sanidad; en 2023, los últimos datos disponibles, eran 786.000, de los que 176.000 eran médicos (20.000 más que en 2019) y 227.000 enfermeras (31.000 más).

Muchas de las contrataciones covid que se hicieron en 2020 se han podido consolidar, explica a EFE Vicente Ortún, expresidente de la Sociedad Española de Salud Pública y istración Sanitaria (Sespas) y catedrático emérito de la Universidad Pompeu Fabra.
La parte negativa es que también ha crecido el absentismo, que en las actividades sanitarias y servicios sociales alcanza las mayores tasas, y el síndrome del trabajador quemado, que en médicos se mueve entre el 20 % y el 53 % dependiendo de la especialidad.
«No hay que dar por supuesto que el sistema, como lo tenemos ahora, que es bueno pero tiene mal pronóstico, se va a mantener siempre. O nos tomamos en serio que hay que hacer reformas o volveremos al sistema benéfico privado del que salimos», advierte.
Médicos mal repartidos
Ortún coordinó el Informe Sespas 2024 que desmontaba algunas de las «leyendas urbanas» sobre la disponibilidad de médicos en España. La ratio de facultativos en nuestro país es de 4,5/1.000 habitantes, cuando en países del entorno como Francia es de 3,4 o de un 3,2 en Reino Unido.
El documento también recalcaba que, lejos de lo que se piensa, España es un «importador neto» y no exportador de facultativos: en la convocatoria MIR 2022-2023, el 16,4 % de los adjudicatarios de plaza fueron extranjeros y cuatro de las diez mejores notas de este año han sido de dos ciudadanos rusos y dos argentinos.

La última información de la Organización Médica Colegial también echa por tierra la creencia de la fuga de médicos: en los últimos seis años, 2.080 se han dado de baja de la colegiación para irse fuera, lo que supone entre el 10 y el 15 % de los que piden el certificado de idoneidad, imprescindible para poder ejercer en otro país.
«Nuestro problema no es que falten médicos, nuestro problema es que no los tenemos bien distribuidos y que no sabemos adaptar los contratos que hay que hacer a las condiciones de cada sitio», subraya.
Donde sí escasean es en Atención Primaria, el único lugar donde han quedado vacantes en las últimas convocatorias MIR. A día de hoy, según el reciente «Informe de necesidad de médicos especialistas en España 2023-2035», faltan 4.502 médicos de familia y en 2029 serán 5.496.
«En Atención Primaria estamos completamente abandonados y olvidados, y cada vez peor», lamenta el portavoz de Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) Lorenzo Armenteros, quien censura que «no se haya puesto en valor» todo el esfuerzo que hicieron estos profesionales, los que peor lo pasaron en la pandemia.
Los aplausos que cada día les brindaban a las ocho de la tarde son hoy «críticas», prosigue. También cosas peores.
Cada día, dos médicos en España sufren agresiones, que han ido escalando de las 441 de 2020 a las 612 de 2021 hasta las 769 de 2023, según el Observatorio de la OMC. En 2024, la Policía Nacional tramitó 406 denuncias, un 28,8 % más, en su mayoría amenazas.
Mayor reconocimiento de las enfermeras
La otra gran fuerza del SNS es Enfermería, y ahí también faltan muchas profesionales: según Sanidad, unas 100.000 para llegar a las cifras europeas, 123.000 en cálculos del Consejo General de Enfermería.
En este colectivo no hay estudios sobre desgaste, pero una reciente encuesta del Ministerio a más de 55.000 trabajadoras desveló que cuatro de cada diez se plantean dejarlo en los próximos diez años.
No es el caso de Pilar García Velasco, hoy subdirectora de Enfermería del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada.

A este centro llegó desde el Hospital de Guadix en noviembre de 2020 para liderar a un grupo de compañeras «maravillosas y comprometidas» en Neumología.
Ella decidió vivir aquellos tiempos sola para no contagiar a su hija, a la que durante cuatro meses solo vio a través de una ventana.
Pese a todo, cinco años después, se queda con las cosas buenas: las enfermeras han ganado «visibilidad y reconocimiento», aunque no se haya mantenido la misma «efusividad» de 2020, y también nuevos efectivos.
Estos años han servido también para desarrollar nuevas tecnologías, la ventilación mecánica no invasiva, la reordenación de circuitos, el manejo del paciente infeccioso, la mejora de los equipos de protección personal o el conocimiento de los vectores de transmisión de enfermedades.
Además, está convencida de que hoy día la población general, y los trabajadores sanitarios también, están mucho «mejor preparados» y saben mucho más sobre los mecanismos de contagio y prevención para cuando, «esperemos que no», aunque ya nadie lo duda, llegue otra pandemia.