Vista de la basílica de Cuelgamuros. EFE/Inés Verdejo

Los obispos apoyan de forma «total y unánime» el acuerdo de resignificación del Valle de Cuelgamuros

Madrid (EFE).- Los obispos han manifestado este viernes su apoyo «total y unánime» al acuerdo alcanzado entre el Gobierno y el Vaticano para la resignificación del Valle de Cuelgamuros (antiguo Valle de los Caídos), según ha informado este viernes la Conferencia Episcopal Española (CEE) en la rueda de prensa final de su 127ª Asamblea Plenaria.

El Ejecutivo ha acordado con el Vaticano «resignificar» el Valle de Cuelgamuros, pero sin expulsar a los monjes benedictinos que residen allí y gestionan actualmente la abadía, la hospedería y la escolanía, sin desacralizar la Basílica y respetando todos los elementos religiosos situados fuera de la misma, entre ellos, la cruz que encabeza el monumento.

El secretario general y portavoz CEE, Francisco César García Magán, ha explicado este viernes que «ha habido un refrendo total y unánime, sin ninguna voz discrepante, a la tarea que se ha hecho hasta ahora, al camino que está en plena comunicación con la Santa Sede».

«El planteamiento que se trasladó fue, primero, la conservación de la basílica y el mantenimiento del culto católico, como lugar de oración por la paz, por la reconciliación y por todos los caídos en la nefasta Guerra Civil de España; segundo, la presencia de una comunidad monástica en el lugar para atención de la basílica, y, tercero, que la cruz no se podía destruir, puesto que es una expresión del amor, de la entrega y del perdón por parte de Jesucristo», ha resumido García Magán.

«Ahora bien, se ha hablado desde el Gobierno ahora de la resignificación. Todavía no se conocen los extremos de esa resignificación ni tampoco los plazos de tiempo ni de lugar», ha añadido.

Concentración a las puertas de la CEE

Sobre las manifestaciones que se han producido a las puertas de la CEE por el pacto acordado con el Gobierno, en las que se acusado a los obispos de «traidores», el portavoz ha condenado estas «disputas», en las que vieron «una realidad muy heterogénea».

«Había gente que había venido a hablar y, de hecho, hablaron con algunos obispos, pero también había gente que había venido a gritar, a insultar, algunos en actitud un poco violenta y, además, con algunas calumnias e injurias que se pronunciaron contra los obispos», ha descrito García Magán.

«En la manifestación de ayer se escuchaba al mismo tiempo gente que rezaba el rosario, gente que insultaba a los obispos, gente que leía algún manifiesto, seguramente con distintas pertenencias eclesiales o extraeclesiales», ha agrageado.

El portavoz ha concluido que, pese a las discrepancias, el derecho de manifestación «es un derecho fundamental que toda persona tiene derecho a ejercer, siempre dentro del respeto debido».