Celia Agüero Pereda |
Astillero, 5 jun (EFE).- Facilitar la movilidad a las personas mayores o a quien no la tiene, con seguridad y comodidad, es el objetivo de la ‘Yayacleta’, un nuevo medio de transporte que ha habilitado el Ayuntamiento de Astillero, en colaboración con los centros de día del municipio y varios voluntarios.
Con capacidad para dos pasajeros y asistencia eléctrica para el conductor, que casi siempre es un voluntario, este triciclo permite que los mayores y las personas con movilidad reducida vuelvan a disfrutar y sentir la libertad de un paseo al aire libre, y a muchos vecinos les ha devuelto la ilusión.
Algunos, con más de 90 años, vuelven a «sentir el aire en las canas» y a sonreír como si pedalearan por primera vez, cuenta a EFE el concejal de Movilidad Sostenible de Astillero, Rubén González.
Este triciclo adaptado permite recorrer calles, parques y senderos con seguridad y comodidad.
Sencilla pero transformadora
Rubén González explica que la idea es sencilla pero transformadora, ya que ofrece a personas que no pueden caminar largas distancias, o que apenas salen de su centro de día, la posibilidad de pasear por su barrio, visitar un parque o, incluso, regresar a su antigua casa en el municipio.
«Están encantados, se les dibuja una sonrisa. Muchos de ellos dicen que con casi 90 años no pensaban que se iban a subir en un triciclo de estos. Hay gente que me cuenta historias de que de jóvenes andaban en bici y que esto es sentir otra vez el aire en las canas, como me han dicho algunos», asegura.
María, con 90 años, no puede ocultar la sorpresa y la alegría tras hacer su primer recorrido en la ‘Yayacleta’, en la que, a pesar de su edad, se ha sentido feliz y como si volviera a la juventud por unos minutos.
«Quiero repetir cuanto antes. De hecho, cuando era joven montaba mucho en bicicleta, tuve una mala experiencia porque casi me rompo una pierna, pero bueno aquello pasó y esto ha sido una sorpresa porque yo no me lo esperaba», narra a EFE.
Lo mismo asegura Esther que, con 88 años, también se ha animado a subirse por primera vez a este triciclo sin pensárselo dos veces.
«Me he divertido mucho. A mí me gusta todo, si hay que volar, me tiro a volar aunque me mate», dice a EFE esta mujer, quien recuerda que cuando era joven hizo muchos kilómetros en bicicleta para ir a trabajar a la fábrica.
Siempre con personal de apoyo
El concejal de Movilidad astillerense reconoce que la experiencia es enriquecedora para quienes usan la ‘Yayacleta’ y para los voluntarios que la llevan, que deben hacer una pequeña formación de cómo manejar la bicicleta, cómo subir a los pasajeros y cómo maniobrar, aunque es «bastante fácil».
Además del voluntario que lleva la ‘Yayacleta’, siempre va una persona de apoyo en otra bicicleta para los cruces o por si es necesario para cualquier otra cosa.
«En la ‘Yayacleta’ pueden ir hasta dos personas, pueden ser dos abuelos o una cuidadora y un abuelo, pero intentamos que al principio vayan con una cuidadora para que se sientan seguros y tengan la confianza de ir con una persona al lado con la que están todos los días», explica el concejal.
Para muchas de las personas que se suben a la ‘Yayacleta’, la experiencia va mucho más allá de un simple paseo: es una sorpresa, una emoción inesperada y un reencuentro con recuerdos que creían olvidados.
Este nuevo medio de transporte y ocio no solo mueve ruedas, sino también emociones, historias y sonrisas regalando a los más mayores de Astillero un rato para volver a su juventud y redescubrir la belleza de pasear al aire libre.