Miguel Ángel Gayo Macías |
Cracovia (Polonia) (EuroEFE).- Polonia se encuentra en una encrucijada política que se decidirá este domingo, cuando 30 millones de polacos decidan si quieren como presidente a Rafał Trzaskowski, respaldado por la coalición gubernamental de centro-liberal Plataforma Cívica (KO), o a Karol Nawrocki, apoyado por el partido opositor de derecha populista-nacionalista Ley y Justicia (PiS).
Los resultados de la primera vuelta mostraron una ventaja mínima para Trzaskowski (31,36 %), el actual alcalde de Varsovia, frente a Nawrocki (29,54 %), presidente del Instituto de la Memoria Nacional (IPN), y las encuestas para la segunda vuelta indican una diferencia aún menor.
1. Bipartidismo y dos Polonias
El duelo que enfrentará a los dos candidatos más votados en la primera vuelta volverá a poner de manifiesto la existencia de dos modelos de sociedad polaca, dos maneras de entender la política y dos visiones opuestas de cómo debe ser el futuro del país.
Por primera vez en la historia los dos candidatos principales organizaron marchas de apoyo simultáneamente en Varsovia, un acto que subrayó la intensidad de esta polarización y la lucha por movilizar a sus bases.
Trzaskowski, figura del centro-liberal, se presenta como un político proeuropeo y reformista.
Ha puesto el énfasis en los derechos de las mujeres, la accesibilidad a los servicios públicos y su experiencia en la gestión local, y su programa incluye la liberalización de las leyes de aborto.
Aunque sus partidarios elogian su enfoque moderno y europeísta, Trzaskowski no ha estado libre de críticas entre los progresistas, y si su abierto apoyo a los derechos LGBTQ+ le ha valido críticas en el bando conservador, también fue criticado por mostrarse contrario a permitir que los homosexuales puedan adoptar niños.

Por otro lado, Nawrocki, historiador respaldado por el PiS, encarna una postura más conservadora y nacionalista.
Su visión prioriza los intereses polacos, que considera en conflicto con el eje franco-alemán en Europa, e incluye propuestas como la reducción del IVA y la revalorización de las pensiones.
Su programa también incluye propuestas como la reducción de impuestos para las familias numerosas, la oposición a adoptar el euro, y un escepticismo muy explícito ante las políticas de la Unión Europea (UE), como el Pacto Verde y el Pacto Migratorio, además de abogar por una relación estrecha con Estados Unidos.
2. La importancia de la «cohabitación» con el presidente
Aunque el presidente polaco tiene un papel casi simbólico en la gobernanza diaria y la política exterior, sus poderes son significativos, especialmente en periodos de «cohabitación» como el actual, donde el gobierno es de un signo político (coalición de Donald Tusk) y la presidencia de otro (Andrzej Duda, alineado con el PiS).
El presidente posee el derecho de veto legislativo, puede enviar leyes al Tribunal Constitucional (cuyos fueron nombrados en su mayoría por parlamentos dominados por el PiS), es comandante en jefe de las fuerzas armadas, y debe aprobar todos los nombramientos importantes, como los embajadores.
El actual presidente, Duda, ha ejercido activamente estos poderes para obstaculizar las reformas del gobierno de Tusk, especialmente en el ámbito judicial.

3. El futuro del Estado de derecho
Uno de los temas más trascendentales de estas elecciones es la restauración del Estado de derecho en Polonia y su relación con la Unión Europea.
Durante los ocho años de gobierno del PiS se implementaron cambios significativos en el sistema legal, criticados por la UE y observatorios internacionales, lo que llevó incluso a la congelación de fondos europeos.
El gobierno de Tusk se propuso revertir estas reformas, pero el presidente Duda ha bloqueado la mayoría de estos esfuerzos.
Trzaskowski ha prometido firmar las leyes necesarias para poner fin al «caos y el dualismo en el poder judicial», mientras que Nawrocki ha prometido mantener a los jueces nombrados por el PiS y ralentizar las reformas.
4. La ultraderecha como actor emergente
La primera vuelta de hace dos semanas evidenció un profundo cansancio con el duopolio que ha marcado el ritmo de la política polaca durante casi 25 años, y las opciones de ultraderecha acapararon uno de cada cinco votos.
Esto se interpretó como una señal de emergencia y un recordatorio de que gran parte de los polacos desea un cambio radical en el panorama político, una situación de la que se aprovechará la extrema derecha, presta a «recoger los frutos» del PiS, ahora percibido como un partido más convencional tras ocho años seguidos en el poder.
Este avance no es meramente electoral, sino que tiene consecuencias permanentes, incluida una mayor tolerancia hacia el discurso de odio en el debate público.
Además, puede forzar a los partidos convencionales a radicalizar sus mensajes para no perder votantes.
5. La campaña que movilizó a Polonia
La campaña ha sido intensa, marcada por debates, controversias y la batalla por movilizar el electorado.
Se observó una participación récord en la primera vuelta (67,31 %), y las expectativas para la segunda vuelta son aún más altas.
Los cuarteles generales de ambos candidatos están trabajando en la movilización; el de Trzaskowski organizó una campaña puerta a puerta, mientras que el PiS utilizó la figura de Jarosław Kaczyński (jefe del PiS) y el apoyo del sindicato Solidaridad para movilizar a sus votantes.
Karol Nawrocki, historiador y exboxeador
Antes de su candidatura, Nawrocki era conocido por su trabajo en instituciones de memoria histórica, y tras ser el director del Museo de la Segunda Guerra Mundial en su ciudad natal, Gdańsk, entre 2017 y 2021, y posteriormente presidir el Instituto de la Memoria Nacional (IPN), alcanzó cierta notoriedad al liderar los esfuerzos para retirar monumentos públicos al Ejército Rojo soviético en virtud de una «ley de desrusificación» de los espacios públicos.
Con una imagen de «hombre duro», que fue boxeador semiprofesional, independiente (no milita en ningún partido) y alineado con el «polaco común, que cada día se enfrenta a problemas comunes», Nawrocki se presenta como un candidato completamente alejado del entorno elitista, urbano y cosmopolita que muchos ciudadanos asocian a su rival, el liberal Rafal Trzaskowski.

Rafał Trzaskowski, el alcalde que quiere presidir una Polonia liberal y proeuropea
Nacido en 1972, este politólogo con doctorado y especialista en asuntos europeos domina cinco idiomas, incluido el español y el francés, algo que sus oponentes políticos a veces utilizan para tacharlo de elitista, incluso apodándolo «Bonjour».
A pesar de ser hijo del conocido compositor Andrzej Trzaskowski, él decidió encarrilar su trayectoria profesional hacia la política y las relaciones internacionales.
Ha sido eurodiputado, ministro y viceministro, y ocupa la alcaldía de Varsovia desde 2018, para la que fue reelegido en 2024 con una amplia mayoría.
La de 2025 es su segunda carrera presidencial, tras perder por un estrecho margen en 2020 frente al presidente saliente, Andrzej Duda.