Bruselas (EuroEFE).- El Servicio de Estudios del Parlamento Europeo (EPRS) ha identificado once lenguas que, como es el caso del catalán, el euskera o el gallego, son oficiales a nivel nacional o regional en sus países pero no lo son a nivel europeo, según un informe que explora qué lenguas tienen un estatus «similar» al de las tres lenguas cooficiales españolas y que ha podido consultar EFE.
El informe del EPRS busca contribuir a la labor del grupo de trabajo sobre Lenguas de los Ciudadanos y Servicios Lingüísticos de la Mesa del Parlamento Europeo, que desde hace varios meses explora las consecuencias que tendría convertir a las tres lenguas cooficiales españolas en idiomas de uso en los plenos de la Eurocámara.
Junto al catalán, euskera y gallego, este informe identifica a ocho lenguas más que son oficiales a nivel regional o nacional en el país en el que se hablan pero no disfrutan del mismo estatus en la UE: se trata del turco (Chipre), el luxemburgués (Luxemburgo), el faroés y el groenlandés (Dinamarca), el frisón y el papiamento (Países Bajos) y el aranés y valenciano en España.
Además, Croacia podría añadir tres lenguas más a esta lista (serbio, ruteno y romaní) si la minoría que las habla llegaran a representar la tercera parte de la población en las regiones o localidades donde están presentes, un requisito para la oficialidad en este país.
El EPRS recibió el encargo de identificar «qué otras lenguas no oficiales en la UE disfrutan de un papel prominente similar al del catalán, euskera y gallego en España», teniendo en cuenta la proporción de la población que lo habla, el reconocimiento constitucional u oficial de dicho idioma en el Estado miembro y su estatus en los parlamentos nacional o regional.
El grupo de trabajo sobre lenguas incorporará esta información a su análisis sobre si estas tres lenguas pueden entrar en el régimen lingüístico del Parlamento Europeo, un proceso paralelo y de perfil menor al que se desarrolla en el Consejo de Asuntos Generales para tratar de convertir a estas tres lenguas en oficiales en toda la Unión Europea.
Mientras que la iniciativa para promoverlas como lenguas de uso en el Parlamento Europeo fue un resultado de la mesa de diálogo entre el Gobierno español y la Generalitat (en aquel momento gobernada en coalición por ERC y Junts) en 2022, el intento de oficializarlas a nivel europeo forma parte del acuerdo entre Junts y el PSOE en 2023 para que Francina Armengol fuese presidenta del Congreso de los Diputados.
El aplazamiento de la votación
El pasado martes los ministros de los Veintisiete aplazaron una votación sobre la oficialidad de las tres lenguas ante la falta de unanimidad entre los Veintisiete por las dudas legales, financieras y políticas.
Además de las cuestiones del encaje legal o del coste -que España se ha ofrecido a cubrir-, los detractores de la iniciativa apuntan a que elevar el estatus de estas lenguas podría abrir la caja de Pandora para otros Estados que tienen idiomas en la misma situación que estos tres.
El informe del EPRS identifica ocho lenguas adicionales en una situación similar, dos de las cuales son el valenciano y el aranés, y menciona por otro lado los casos de los países donde otras lenguas diferentes a la oficial pueden ser usadas en los os con la istración o en procesos judiciales, como el ruso en ciertos municipios de Lituania o el sami y el tornedaliano (variedad del finés) en partes de Suecia.
La próxima reunión del grupo de trabajo sobre lenguas de la Eurocámara será el 16 de julio, después de que la anterior, prevista para mediados de mayo, se suspendiera para -según una fuente diplomática- dar tiempo a que el Consejo de Asuntos Generales se pronunciase sobre la oficialidad de las lenguas a nivel europeo.