Berlín (EuroEFE).- El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, recordó este viernes al Thomas Mann artista de «enorme sensiblidad» y activista político en un acto festivo en la Iglesia de San Egidio, en la ciudad alemana de Lübeck, con motivo del 150 aniversario del nacimiento del autor de ‘La montaña mágica’.
«Quizás haya aquí, en esta enorme sensibilidad, una clave -una, que no la clave- que nos permita comprender la incomparable riqueza de su verdadera obra literaria. Y quizás también de su activa labor política, sobre todo desde el comienzo de su exilio en Estados Unidos», dijo Steinmeier en su discurso.
Destacó «la vida humana en toda su plenitud, probada, experimentada, sufrida (…) en las profundidades y superficialidades de su propia vida» y «presentada, hecha verosímil a un público atónito en una obra que no tiene rival en su riqueza de temas, formas estilísticas y juegos de lenguaje», así como su compromiso político, con la humanidad y la individualidad, «especialmente en tiempos de inhumanidad y fascismo», como aquello determinante quizás de la «importancia perdurable» de Mann.
Así, según Steinmeier, siempre fue consciente de los requisitos necesarios para su trabajo, entre ellos su propia vida y experiencias.
Era «un artista hasta la médula, un escritor, entregado a su obra como prácticamente ningún otro» y su trabajo creativo diario, su producción casi incesante, asombraba ya a sus contemporáneos, empezando por su familia, afirmó, al tiempo que resaltó la «riqueza de personajes» de su creación.
Lucha contra el fascismo
En su exilio estadounidense, con casi setenta años, Mann viajaba incansablemente en agotadoras giras de conferencias en las que hacía campaña por la lucha contra el fascismo y por la democracia, con la convicción de que «sólo en democracia puede garantizarse la individualidad de cada ser humano, su dignidad y el desarrollo de la verdadera humanidad, de la que da testimonio su propia literatura», señaló Steinmeier.
En ello, el cristianismo práctico desempeño un papel cada vez más importante para Mann, añadió.
Steinmeier se refirió asimismo a sus discursos radiofónicos dirigidos a los «oyentes alemanes» a través del servicio en alemán de la BBC como su compromiso más significativo contra la tiranía nacionalsocialista, «con todos los medios de una retórica eficaz, sin adornos, como rara vez era su estilo, sin miedo a las formulaciones llamativas, sino más bien con sarcasmo, con polémica, con desprecio indisimulado por la dictadura y sus voluntariosos ejecutores».
Diálogo transatlántico
El presidente alemán enlazó asimismo con el presente al aludir al «diálogo transatlántico que se ha vuelto difícil» y recordó que Mann sólo regresó ocasionalmente a Alemania, pero tampoco se quedó en Estados Unidos, «que había cambiado, donde se sintió profundamente decepcionado por la creciente intolerancia e incluso tuvo que temer la persecución».
«¿Pero se podría haber imaginado los Estados Unidos de hoy, en los que el arte y la ciencia, en los que las universidades, que eran el orgullo del país libre que le había dado refugio, están más amenazadas que nunca?», planteó.
Mann, que murió y fue enterrado en su último exilio en Suiza, «se ha convertido en tanto en lo que probablemente había soñado: un clásico alemán», concluyó.