Lucía Leal
Madrid (EuroEFE).- Europa espera con pesimismo el inicio del segundo mandato de Donald Trump, cuyas pretensiones sobre Groenlandia y el gasto en defensa de la OTAN han servido de aperitivo de una política exterior que promete suponer muchos quebraderos de cabeza para la UE, pero que también podría abrirle oportunidades.
La incertidumbre que precedió a la llegada al poder de Trump en 2017 se ha diluido levemente ante su investidura este lunes: los núcleos de poder mundiales ya conocen la forma de operar del magnate inmobiliario, que revolucionó el orden internacional con sus amenazas, aranceles y retiradas de acuerdos clave.
Hace ocho años, muchas capitales temían sobre todo una deriva aislacionista de Estados Unidos. Ahora, el debate se centra más bien en cómo negociar con Trump para salir bien parados, con una dinámica que promete ser muy transaccional, basada en pactos bilaterales que permitan al republicano clamar victorias a corto plazo.
Aunque la palabra ‘multilateralismo’ sigue fuera del vocabulario de Trump, sus declaraciones sobre Groenlandia o el canal de Panamá demuestran que, lejos de replegarse, tendrá una política exterior asertiva, centrada en lo que percibe como intereses estratégicos y sin renunciar a impulsos imperialistas.
El continente menos afín a Trump
Europa, que ahora depende para su seguridad incluso más de Estados Unidos que en los primeros cuatro años de Trump en la Casa Blanca, es el continente más pesimista ante el regreso del líder estadounidense, según una encuesta publicada esta semana por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) y la Universidad de Oxford.
Después de los surcoreanos, cuyo país también recibe importante ayuda militar de EE.UU., los que peor opinión tienen de la vuelta de Trump a la Casa Blanca son los británicos y los ciudadanos de un grupo de once países de la Unión Europea que incluye a España, junto a Francia, Alemania, Hungría, Italia, Polonia, Portugal, Rumanía, Bulgaria, Dinamarca y Estonia.
El 38 % de esos ciudadanos de la UE creen que la nueva presidencia de Trump será negativa para su país, mientras que el 40 % considera que será mala para las perspectivas de paz en el mundo.
Pero al contrario que cuando empezó el primer mandato de Trump, esa postura ya no es la mayoritaria en el mundo.
Muchos de los países donde se llevó a cabo el sondeo tienen una opinión bastante positiva de Trump, desde el abrumador 82 % de los ciudadanos que son favorables al republicano en la India, al 57 % de Arabia Saudí, el 52 % de China, el 45 % de Rusia y el 42 % de Sudáfrica.

En paralelo, la encuesta detectó también divisiones “dentro de la UE”, pues los países del sureste del bloque son, en general, más afines a Trump.
“Cualquier intento de la UE de lograr unidad mediante una oposición directa a Trump podría llevar a grandes brechas dentro de los Estados ”, advirtieron en su análisis los autores de la encuesta: Timothy Garton Ash, Ivan Krastev y Mark Leonard.
De Merkel a Meloni
En efecto, la UE que recibe a Trump ya no es la que contó con la canciller alemana Angela Merkel como contrapeso del republicano.
Ahora, con el debilitamiento de los centros de poder en Alemania y Francia y con la extrema derecha en pleno auge, el bloque tiene menos margen de maniobra ante las presiones de un Estados Unidos del que aún depende enormemente.
Trump ha demostrado que “no le interesa” dialogar con los Veintisiete en su conjunto, por lo que la UE podría ver mermados sus intereses dependiendo de “cómo decidan relacionarse algunos países europeos” con él, según la investigadora Carlota García Encina, del Real Instituto Elcano.
“¿Vamos a ser capaces de mantenernos unidos, o va a haber alguno que decida sacar provecho del cauce exclusivamente bilateral para sacar ventaja?”, planteó García Encina a EFE.
A esa última vía prometen apuntarse los dos grandes aliados de Trump en Europa, la italiana Giorgia Meloni y el húngaro Viktor Orbán, este último aislado en la UE pero muy valorado por la Casa Blanca entrante, interesada en dar alas a ese tipo de líderes en el viejo continente.
Elecciones y defensa

El posicionamiento de Elon Musk a favor de la extrema derecha en la campaña electoral alemana ha irritado a Berlín, y otras capitales temen que el hombre más rico del mundo y otros aliados de Trump sigan interfiriendo en sus procesos internos en los próximos cuatro años.
La propuesta de Trump de elevar al 5 % del PIB el gasto en defensa dentro de la OTAN también ha generado alarma en casi toda la UE: desde Alemania, el canciller Olaf Scholz ha advertido de que “sólo sería posible con subidas masivas de impuestos o recortes masivos” del presupuesto en un momento de estrechez económica.
Pero Trump no parece dispuesto a ceder y ya cuenta con el sí de algunos aliados, como Polonia, el país de la UE que más invierte en defensa, y Lituania, que podría incluso llegar al 6 % entre 2026 y 2030.
No sería de extrañar que Estados Unidos “cambie las posturas de sus tropas” en Europa para “recompensar” a los países que más gastan en defensa y “castigar” a los que no llegan al 2 % del PIB, como España, opinó para EFE el director para Europa del centro de estudios estadounidense Atlantic Council, Jörn Fleck.
En paralelo, las pretensiones de Trump de controlar Groenlandia han desatado las alarmas desde Copenhague hasta Bruselas, que ha dejado clara la inviolabilidad de las fronteras de la UE.
Ante ese panorama, líderes como el presidente francés, Emmanuel Macron, abogan por no ser “débiles ni derrotistas” y por perseguir una autonomía estratégica de Europa que aún se perfila lejana.
Ucrania: ¿un acuerdo sin contar con la UE?
En Ucrania, nadie espera el acuerdo de paz en 24 horas que Trump llegó a vaticinar, pero muchos mantienen la esperanza de que el líder estadounidense consiga obligar a Rusia a firmar una paz sólida y con garantías de seguridad para Kiev.
Sin embargo, también temen que el republicano, conocido por su afinidad con el presidente ruso, Vladímir Putin, decida cortar el grifo de la ayuda a Ucrania para forzarla a un arreglo que la vuelva a dejar desprotegida.
A ese temor se añade el de la Unión Europea (UE) de quedar al margen de una negociación de paz que necesariamente afectaría a su futuro, especialmente si Ucrania pierde territorio y después se suma al bloque comunitario o a la OTAN.
Segun Fleck, es probable que Trump cuente poco con Bruselas para sus planes y que busque un acuerdo incluso “sin el beneplácito de los europeos”.
Las oportunidades
Aunque ese panorama puede parecer sombrío en Bruselas, el sondeo de esta semana del ECFR y la Universidad de Oxford revela un dato alentador: la mayoría de los encuestados en distintos países ven a la UE como una gran potencia global, capaz de lidiar de igual a igual con Estados Unidos y China.
Esa percepción es especialmente sólida en países como Brasil, la India y Sudáfrica, lo que abre posibilidades para la UE de potenciar esas alianzas y llegar a acuerdos como el recién cerrado con el Mercosur.
“En lugar de posar como árbitro moral del comportamiento de los demás, Europa debería reforzarse a nivel interno y buscar nuevas alianzas internacionales para defender sus valores e intereses en un mundo transaccional”, concluyeron los autores del informe.
