Lucía Leal
Madrid (EuroEFE).- Donald Trump no ha dejado pasar ni dos días en su regreso al poder antes de recordar a España y la Unión Europea (UE) que planea imponerles aranceles y que espera ver multiplicada su inversión en defensa, dos asuntos que podrían acabar vinculados en una negociación que Bruselas quiere comenzar cuanto antes.
La confusión de Trump al identificar a España como un miembro de los BRICS (el bloque formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) puede haberse quedado en una anécdota, pero la amenaza de imponer aranceles de hasta el 100 % a las importaciones españolas, por hiperbólica que sea, ha impedido que Madrid comience con buen pie la relación con la nueva Casa Blanca.
«Si Trump quiere utilizar la política arancelaria para extraer más concesiones (de España y la UE), siempre podrá recurrir a esa carta«, dijo este martes Federico Steinberg, investigador principal del Real Instituto Elcano, en un acto organizado por ese centro de estudios en Madrid.
El mandatario estadounidense adelantó este mismo martes que sí planea imponer aranceles a la UE, al considerar que el bloque es «muy, muy malo» con Estados Unidos y que esa es la única manera de conseguir «justicia», sin precisar a qué se refería.
Esas tarifas supondrían un duro golpe para la UE, cuyo mayor socio comercial es Estados Unidos, aunque su impacto sería desigual entre los distintos Estados : en España, «cuyas exportaciones a EE.UU. son en torno al 5 % del total», el daño sería inferior que en Alemania, donde suponen alrededor del 10 %, señaló Steinberg.
Aún así, en España hay una clara inquietud en sectores como el agroalimentario, ya que EE. UU. es el primer mercado para los alimentos y bebidas españoles fuera de Europa, y Washington mantiene todavía los aranceles a la aceituna negra de mesa que Trump impuso durante su primer mandato, mientras que las tarifas a otros 113 productos españoles quedaron suspendidas en 2021 durante cinco años.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dejado claro que Bruselas apostará por iniciar cuanto antes las negociaciones con la Casa Blanca, consciente de que las amenazas que arroja Trump a menudo se pueden atenuar mediante concesiones en una mesa de diálogo.
«Nuestra primera prioridad será la de entablar una relación temprana, debatir los intereses comunes y estar dispuestos a negociar. Seremos pragmáticos, pero siempre defenderemos nuestros principios», recalcó la política alemana en un discurso el martes desde Davos (Suiza).
¿Más defensa para evitar aranceles?
De hecho, los os de Bruselas con el equipo de Trump ya han comenzado, y lo hicieron antes de la investidura del republicano, según el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea encargado de Industria, Stéphane Séjourné.
Un posible acuerdo con Trump podría consistir en un compromiso europeo de aumentar el gasto en defensa en el marco de la OTAN, pero a cambio, esquivar los aranceles, insinuó el lunes el comisario francés.
«No podemos tener una guerra comercial y al mismo tiempo construir la Europa de la defensa«, dijo Séjourné en una entrevista con la emisora Inter, al recalcar que esa contienda de aranceles con Estados Unidos debilitaría aún más los presupuestos nacionales.
Pero incluso si la UE consiguiera frenar la imposición de aranceles, se verá en grandes aprietos para cumplir con las exigencias de Trump, al que ya no le basta con que todos los socios de la OTAN lleguen al objetivo de gastar el 2 % de su PIB en defensa, sino que quiere elevarlo al 5 %.
Polonia y Lituania se han comprometido ya con esa nueva meta, pero la gran mayoría de los países de la UE tendrían serias dificultades para cumplirla, y Alemania ha advertido de que sólo sería posible con subidas masivas de impuestos o grandes recortes presupuestarios.
España, la más lejana al 2 %

Nadie tiene más lejos esa meta que España, el miembro de la OTAN que menos invierte en defensa en relación a su PIB, con un 1,28 %, muy cercano al 1,29 % de Eslovenia y Luxemburgo y al 1,3 % de Bélgica, según los últimos datos de la Alianza.
El objetivo español es llegar a la meta del 2 % marcada por los aliados para 2029, y el Gobierno insiste en que ha hecho grandes esfuerzos para aumentar esa cifra y que cumple ampliamente con otros objetivos de la OTAN, como dedicar el 20 % del gasto a los grandes equipamientos.
«En los últimos diez años, hemos aumentado un 70 % nuestro gasto en defensa. Y si lo tomamos en términos absolutos, somos el décimo contribuyente a la OTAN (…) España es un socio fiable«, recalcó el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en una entrevista este miércoles con la cadena CNBC desde Davos.
Sin embargo, Trump demostró en su primer mandato que no le interesa mucho la letra pequeña y se fija sobre todo en el porcentaje del PIB que se invierte en defensa, por lo que es probable que ponga el foco en los países más alejados de la meta, entre los que también están Italia y Portugal.
«El gasto en defensa va a subir, pero nunca va a ser suficiente (para Trump)», pronosticó el analista Steinberg.
Está por ver si algún país busca una negociación bilateral para resolver sus conflictos con Washington, algo que los Estados pueden hacer en el plano de la defensa pero no en el comercial, dado que esas últimas competencias corresponden a la UE.
«Creo que es correcto intentar tener un diálogo (bilateral) con Estados Unidos sin quitarnos del todo la gorra de la UE y la OTAN«, opinó este martes la investigadora principal sobre Estados Unidos en el Real Instituto Elcano, Carlota García Encina, en el acto organizado por ese centro en Madrid.
Un historial complicado

Durante el primer mandato de Trump, las negociaciones que entabló Bruselas no fueron suficientes para evitar que Estados Unidos impusiera, en mayo de 2018, aranceles del 25 % a las importaciones de acero de la UE y del 10 % para las de aluminio. El bloque comunitario respondió con tarifas por valor de 2.800 millones de euros a productos estadounidenses como el maíz dulce, el zumo de naranja o los arándanos.
La aplicación de ambos conjuntos de aranceles está suspendida desde 2021, con Joe Biden ya en la Casa Blanca, pero esa tregua expira en marzo de este año, por lo que Trump podría decidir imponerlos de nuevo.
Trump también amenazó en diciembre con imponer aranceles a la UE si no aumentaba sus compras de petróleo y gas estadounidense, que ya se encuentran en su máxima capacidad, y podría poner el foco además en el sector automotor, ya que le «obsesiona» que haya tantos coches alemanes en Nueva York, según reveló en sus memorias la excanciller Angela Merkel.
Se espera, sin embargo, que Trump se centre en primer lugar en la imposición de aranceles a China, México y Canadá, con lo que Bruselas tendrá algo más de tiempo para convencer a la nueva Casa Blanca de que le perjudicaría castigar a la UE.
«La Unión Europea y los Estados Unidos son los principales socios comerciales y de inversión entre sí. Es de interés para ambos seguir fomentando una relación comercial estable, equilibrada y predecible«, dijo este miércoles el presidente del Consejo Europeo, António Costa, en su primer discurso ante el pleno del Parlamento Europeo en el cargo.