Por José Manuel Sanz |
Madrid (EuroEFE).- El líder turcochipriota, Ersin Tatar, defiende para la isla una “solución europea” pero basada en dos Estados.
Candidato a repetir como ‘presidente’ de la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre (RTNC), entidad nacida en 1983 que sólo Turquía reconoce, Ersin Tatar conversó con Euroefe con motivo de su participación en el cuarto Foro Diplomático de Antalya (11-13 de abril), donde denunció la “injusticia” que, a su juicio, sufren los turcochipriotas debido al prolongado aislamiento internacional, e insistió en que ya no cabe una solución federal al conflicto en la isla.
“La gente reconoce que en Chipre hay dos pueblos: los turcochipriotas y los grecochipriotas. Chipre no pertenece sólo a los grecochipriotas. Esto es lo más fundamental que cualquiera debería reconocer. Antes de que uno empiece a entender Chipre, reconocerá que hay allí dos pueblos distintos”, asegura Tatar.
El de Chipre sigue siendo uno de los contenciosos más largos y difíciles de resolver de Europa, que ha perdurado a pesar de todos los vaivenes geoestratégicos y de haber estado, en un par de ocasiones, muy cerca de un arreglo.
“Chipre fue durante 350 años parte del Imperio Otomano -¿se lo imagina?-, y luego, a finales del siglo XIX, fue cedido al Reino Unido. Tras la Primera Guerra Mundial, después de que los otomanos se aliaran a los alemanes y Alemania fuera derrotada, (el Reino Unido) se anexionó la isla y se convirtió en territorio británico durante un tiempo”, recuerda.
Ya en la segunda mitad del siglo XX, los británicos terminaron retirándose, “muy contentos”, ironiza Tatar, porque a cambio de conceder la independencia a la colonia conservaron dos estratégicas bases militares -Akrotiri y Dekelia- sobre las que todavía hoy ejercen plena soberanía.
La república independiente de Chipre, la única reconocida por la ONU, nació en 1960, “cofundada”, enfatiza Tatar, por grecochipriotas y turcochipriotas.
La Constitución de esa nueva república, negociada entre Turquía, Grecia y el Reino Unido, con la participación de representantes de las dos comunidades, excluyó explícitamente tanto la ‘enosis’ (la unión con Grecia, anhelada por los grecochipriotas, mayoritarios) como la ‘taksim’ (la partición bajo tutela turca, preferida por la minoría turcochipriota). Estableció, en su lugar, un Estado bicomunal con representación basada en cuotas y reparto de poder entre greco y turcochipriotas.
Pero, muy poco después de la independencia, relata Tatar, “los turcochipriotas fueron expulsados del gobierno mediante el uso de la fuerza y las armas”. “Los turcos de la isla”, prosigue Tatar, ”lucharon contra ello, y en 1974 Turquía tuvo que intervenir para protegerlos”. La dictadura de los coroneles en Grecia (1967-1974) había intentado hacerse con el poder en Chipre mediante un golpe de estado con el objetivo de llevar a cabo finalmente la ‘enosis’.
En 1974, efectivamente, el 20 de julio, se produjo la invasión del norte de la isla por el ejército turco, acontecimiento que Tatar describe como una “operación de paz”: “El ejército turco intervino y el conflicto cesó. El conflicto intercomunitario cesó en 1974 y, desde entonces, casi 51 años después, hemos tenido paz, algo muy importante. Nadie se mata entre sí”.
Lo cierto es que una fuerza de las Naciones Unidas, la UNFICYP, asegura el mantenimiento de la paz intercomunitaria en Chipre desde 1964, supervisando las líneas de alto el fuego, la llamada zona de amortiguación que atraviesa el país y la capital, Nicosia, y realiza actividades humanitarias. Entre militares, policías y civiles, contaba a principios de este año (2025) con 1.016 efectivos. A lo largo de su mandato, 186 de la UNFICYP han perdido la vida mientras cumplían su misión.

Para Tatar lo destacado es que “hay una frontera que se puede cruzar todos los días. Hay comercio, compras, actividades sociales. Pero el gobierno del norte pertenece a los turcochipriotas, un gobierno soberano, y el gobierno del sur pertenece a los grecochipriotas, gobierno soberano”.
El ingreso de la República de Chipre en la Unión Europea, en 2004, aumentó la presión política y económica a favor de la reunificación. La UE siempre ha defendido que la adhesión tenía que beneficiar a todos los chipriotas y que los turcochipriotas también son ciudadanos de la Unión, y a ellos ha destinado significativas ayudas directas.
“Ahora, tras su incorporación a la UE en 2004 -ite Tatar-, (los grecochipriotas) insisten en que debemos reunificar la isla. Nosotros, el pueblo turco, decimos que no estamos dispuestos a hacerlo, porque nos preocupan nuestra seguridad y nuestra independencia. Y afirmamos que, si están dispuestos a reconocer que tenemos un estado soberano en el norte, entonces podremos cooperar en actividades principales, como el comercio, el patrimonio cultural y las fronteras”.
Es decir, ¿la solución de dos estados? “Sí. Como en Kosovo, Bosnia, Gaza y muchos lugares del mundo donde la solución se basa en realidad en dos estados”.
El líder turcochipriota argumenta que esa realidad, la separación física y política de las dos comunidades, es la que ha permitido que en los últimos sesenta años ya no se derrame sangre.
“Pero, para obtener beneficios económicos y para una cooperación que beneficie a todos, como la exploración de gas en los mares que rodean la isla o la generación de electricidad a partir de energía solar en la zona de amortiguamiento, podemos trabajar juntos y mejorar o incrementar nuestro estilo de vida, nuestra calidad de vida y, potencialmente, tener mayores oportunidades de empleo. Podemos hacerlo juntos. No tengo ningún problema con eso, pero debería ser de estado a estado”.
“Si la fórmula es el estado único, la autoridad única, la ciudadanía única, la soberanía única y que todos los beneficiarios sean sólo sujetos de eso, eso no funciona, porque nosotros tenemos un estado. Hay una pequeña diferencia entre ser una minoría en un país y ser el amo. Nosotros somos los amos de nuestro país.”
Tatar justifica su insistencia en la vía de los dos estados por la “frustración” que provocaron entre los turcochipriotas los anteriores intentos fallidos de acordar una solución federal.
El primero fue el llamado ‘plan Annan’, por el nombre del entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien en 2004 propuso una detallada fórmula de federación avanzada. Cuando fue sometida a referéndum, el 24 de abril de ese año, justo antes del ingreso efectivo de Chipre en la UE, el 64,91% de los turcochipriotas la apoyaron, pero el 75,83% de los grecochipriotas la rechazaron, y el plan quedó sin efecto.
Otra ocasión perdida, años después, fueron las negociaciones directas de 2017, igualmente bajo los auspicios de la ONU, en la localidad suiza de Crans-Montana.
“Desde 2017, hace más de ocho años, no ha habido conversaciones -comenta Tatar- porque en Crans-Montana, después del plan Annan, se perdió una oportunidad; la exigencia de una federación no funcionó y los turcos no fueron capaces de aceptar sus condiciones”.
El 17 de marzo pasado, de nuevo en Suiza, en Ginebra, tuvo lugar la última reunión entre las partes, en presencia de los tres estados garantes -Turquía, Grecia y el Reino Unido- y bajo la mediación del secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres. A la cita acudió el líder turcochipriota, pese a haber sostenido previamente que no se involucraría en más negociaciones que no fueran “de estado a estado”, es decir, sólo después de que fuese reconocida la RTNC.
“Bueno, fui a Ginebra -se justifica Tatar- para decir: ‘no vengo aquí a hablar de un acuerdo federal como el de Crans-Montana, que fue un fracaso; vengo a hablarles de una solución de dos estados, y mi propuesta es que hasta que encontremos la solución, hasta que la encontremos al final -quizá nos lleve años-, podemos trabajar juntos’. La esencia de mi propuesta es básicamente que, aunque no me reconozcan oficialmente, no importa, cooperemos en asuntos prácticos, para que podamos mejorar el nivel de vida y el bienestar de nuestros pueblos”.
La aspiración de reconocimiento no se está viendo, por ahora, realizada. De hecho, muy recientemente, tres países del área turca en Asia Central -Kazajistán, Turkmenistán y Uzbekistán- han reconocido a la República de Chipre, la grecochipriota, y han abierto allí embajadas.
“Estamos haciendo todo lo posible”, indica Tatar, “para ser aceptados por la comunidad internacional, pero lamentablemente las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas han estado vigentes durante los últimos sesenta años. Y esas resoluciones han reconocido a la República de Chipre como el gobierno de Chipre”.
“Pero el problema es que la República de Chipre es puramente una república griega, porque los turcochipriotas la han abandonado. Hemos abandonado el parlamento, los ministerios, todo. Nos expulsaron por la fuerza de las armas, porque su principal motivo oculto era unir Chipre a Grecia. Nos expulsaron hace sesenta años, en 1963, y desde entonces hemos tenido que establecer nuestro propio estado dentro del mismo país. Y en 1974, cuando entró el ejército turco, todos los grecochipriotas se fueron al sur y los turcochipriotas al norte. Así que tenemos dos regiones, y en estas dos regiones tenemos dos estados que se han consolidado después de todos estos años. Consolidado, digo bien, con tribunales, poder judicial, policía, ministerios, parlamento. Así que todo lo que se tiene en un estado, lo tengo en mi estado”.
“Creemos que algún día nos reconocerán, porque existimos. Nuestra población es turcochipriota. Probablemente tengamos más de medio millón en Chipre, pero tenemos el doble fuera de Chipre, porque tuvieron que abandonar el país en aquel momento. Calculamos que hay otro medio millón aquí en Turquía. Cuando los griegos empezaron a atacarnos, muchos turcos se fueron a Londres, otros muchos a Sídney, Melbourne y Australia”.
Existe, subraya Tatar, una identidad turcochipriota, distinta de la exclusivamente turca. “Yo hablo turco, mi religión es musulmana, mi cultura es muy similar a la turca en general. Pero, al igual que Azerbaiyán es diferente de Turquía, los turcochipriotas somos un poco diferentes, porque nacimos en Chipre Así que soy turcochipriota y nieto de quienes fundaron la República de Chipre. Por eso, exijo que la comunidad internacional me reconozca, que la posesión de toda la isla, la autoridad no pertenezca sólo a los griegos. Somos cofundadores”.
Sin reconocimiento, deja entender, es prácticamente imposible poner fin al aislamiento impuesto a los turcochipriotas.
“Básicamente, tras el ‘plan Annan’, nos sentimos muy decepcionados. El 76% de los grecochipriotas dijo que no, el 65% de los turcos dijo que sí. Y a pesar de ello, fuimos castigados”. Lo cual es injusto, según Tatar, hasta el punto de que, después del referéndum, “Kofi Annan escribió un informe al Consejo de Seguridad en el que escribió: «Miren, los residentes turcos han dicho que sí al plan, hicieron el sacrificio. Han sido buenos chicos. Hagamos algo levantando el aislamiento».
El gobernante turcochipriota se pregunta: “¿Qué culpa tienen los que nacieron después de 1974? ¿Qué han hecho mal? Si, por ejemplo, uno es un buen deportista, no puede participar en los Juegos Olímpicos. Si toca bien el piano, no puede participar en un concierto porque le dicen que debe venir bajo la bandera de Chipre. ¿Cómo puede ir bajo la bandera de Chipre? Tenemos que tener nuestra propia bandera. Así que estamos muy frustrados, es muy injusto. Queremos la solución, pero cualquier solución que pretenda determinar a Chipre como una isla griega es algo que nunca aceptaremos”.
Aunque no entra en ningún detalle, Tatar dice saber cuál sería la “solución razonable”: “La respuesta es una solución europea, una solución práctica, una solución justa, sostenible y aceptada por todas las partes interesadas. Eso es lo más importante: por todas las partes interesadas”.
Esto incluye, naturalmente, a Turquía, que no ha renunciado, por otro lado, a pesar de los desencuentros con algunos gobiernos europeos, a formar parte de la UE.
“Porque esta isla perteneció a los otomanos, los antecesores de Turquía, y Turquía ha permanecido aquí 50 años, por ello Turquía es garante. Turquía ha sufrido en el camino muchos dolores de cabeza, gastaron mucho dinero aquí, y han tenido que responder ante la comunidad internacional a quienes decían que había venido a Chipre a crear problemas. Pero Turquía no vino a crearlos. Vino, en esencia, a traer la paz a los turcochipriotas”, argumenta Tatar.
“Si durante 50 años nadie ha derramado sangre y todos han sobrevivido a pesar de algunos enfrentamientos menores, eso significa que la intervención y la operación turcas fueron exitosas, porque esta isla en este mundo ha podido existir durante 50 años sin grandes contratiempos, si se me permite decirlo”.
“Básicamente -resume- pido a las Naciones Unidas que obliguen a los grecochipriotas a cooperar en todos estos asuntos con miras a encontrar una solución más adelante o cuando llegue el momento oportuno. Ahora mismo, no es el momento oportuno porque no nos escuchan.”
“Mi propuesta es una solución de dos estados dentro del contexto europeo, pero el gobierno del norte debería ser soberano. Los dos deberían seguir teniendo el poder garantizado, para protegernos ante cualquier eventualidad. Si tenemos dos partes, el Estado turcochipriota y el Estado grecochipriota, ambos en Europa, y podemos avanzar juntos en Europa, podemos atraer inversiones de todos los sectores europeos. Podemos tener éxito económico con dignidad política”.
Esa entidad estatal turcochipriota debería, según Tatar, “estar en o con la Unión Europea y Turquía al mismo tiempo, porque Turquía es la patria”. “Algunos dicen: «Si siguen este modelo en Europa, olvídense de Turquía». Pero si nos olvidamos de Turquía, Turquía se olvidará de nosotros y algún día estaremos acabados. Así que debemos preservar el vínculo con Turquía”.
La estrategia de Ersin Tatar volverá a ponerse a prueba muy pronto. Ha anunciado su candidatura a las elecciones presidenciales que se celebrarán en pocos meses en la RTNC.
En Antalya el dirigente confió a Euroefe que está: “intentando conseguir el apoyo de los principales partidos”.
“Anuncié mi candidatura, pero ahora estoy trabajando con los partidos para que me apoyen. Tengo, ya saben, una visión. He dicho y hecho muchas cosas, y represento la nueva política: una solución de dos estados para Chipre, en lugar de un acuerdo federal. Así que presento esto a la gente y veré qué hago. Espero tener éxito”, concluye.