El alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, durante una entrevista con EFE. EFE/ Jero Morales

Mérida, el reto de ser conocida y reconocida más allá de su legado romano

Mérida, 4 feb (EFE).- Mérida vive su primer Año Jubilar Eulaliense justo cuando se cumplen 30 años de su declaración como Ciudad Patrimonio de la Humanidad con el reto de ser conocida y reconocida más allá de su impresionante legado romano.

Se trata de poner en valor otras joyas de su pasado, como el hecho de ser cuna del cristianismo en la península ibérica.

Más allá de lo puramente religioso, eso es lo que pretende el Año Jubilar, que se celebra hasta el 10 de diciembre de 2024 cargado de actividades culturales, lúdicas y científicas, dar a conocer lo importante que para la expansión del cristianismo fue el martirio de Santa Eulalia, en el año 303 ó 304, por negarse a renunciar a su fe en Cristo bajo las persecuciones del emperador Diocleciano, que ordenaba que se volviera a adorar a los antiguos dioses


El martirio de Eulalia con tan solo doce o trece años en Augusta Emerita, que entonces era la capital de la Hispania, es decir de la península ibérica y del norte de África, hizo que Mérida se convirtiera durante los siglos IV, V y VI, junto a Roma y Jerusalén, en centro de peregrinación de la cristiandad.


Pero antes del martirio de la niña Eulalia, la ahora capital extremeña ya fue cuna de las primeras comunidades de cristianos en Hispania, como lo demuestra la existencia de los restos arqueológicos de una ‘domus ecclesiae’, un antiguo aljibe romano que debió de ser utilizado por estas como lugar de culto clandestino, ya que está presidido por un crismón.

Declaración Patrimonio de la Humanidad


Para el alcalde emeritense, Antonio Rodríguez Osuna, “la evidencia científica, empírica y arqueológica es la fuerza que tiene Mérida con respecto a los relatos y discursos de otras ciudades” en relación a la historia del cristianismo, de ahí su importancia de que se dé a conocer y se promocione.


Rodríguez Osuna, en palabras a EFE, considera que la declaración de Mérida como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el 11 de diciembre de 1993 en Cartagena de Indias (Colombia), fue sin duda “el hecho diferencial clave” para que el turismo a la capital extremeña haya crecido hasta multiplicar en estos 30 años por encima de diez el número de personas que la visitan.


Para el director del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, el arqueólogo Félix Palma, la declaración de la Unesco, “el formar parte de ese selecto grupo privilegiado”, ha redundado también en la conservación , “en que todos seamos más conscientes de que hay que garantizar la protección de nuestro patrimonio y cederselo a las generaciones venideras en las mejores condiciones posibles”.

Salto al turismo internacional


El principal reto de Mérida ahora, tres décadas después, es dar el salto al turismo internacional que supone al mismo tiempo una apuesta por la calidad, una promoción que se lleva a cabo a través del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, además de en Madrid, Lisboa y Sevilla, como un “triángulo de oportunidades”.


Pero también ha llegado el momento, según el alcalde emeritense, de que Mérida llegue a ser conocida y reconocida más allá de su “excelso” patrimonio romano, ya que la ciudad fue asimismo capital del reino visigodo, capital sueva y una de las ciudades más importantes del occidente de Al-Ándalus.


De hecho, la actual capital extremeña cuenta con la colección de arte visigodo más importante de España y su alcazaba árabe es la fortificación musulmana más antigua de la península ibérica.


En ese sentido, Félix Palma considera también que es hora de poner en valor toda la “magnificencia” de la historia de la ciudad, en esa “diacronía que fue superponiéndose” a la colonia romana de Augusta Emerita.

Crisol de civilizaciones


“Mérida es un crisol de civilizaciones”, repite su alcalde, para quien es esencial la existencia de espacios expositivos que den contenido a este relato, como el nuevo Museo de la Historia y la Arqueología de Mérida, actualmente en construcción, o la apuesta por el Museo Nacional de Arte Visigodo.


Además, Mérida “ofrece algo que muy pocas ciudades pueden ofrecer”, que “los monumentos que se crearon para espectáculos se vuelven a usar 2.000 años después”. “Eso tiene mucha fuerza; aquí se pueden sentir y vivir los monumentos, por eso es tan importante asociar cultura al patrimonio”.


Con el Año Jubilar se quiere recuperar también ese turismo religioso tan importante que tuvo Mérida durante los siglos IV, V y VI, cuando fue la Santiago de Compostela de aquel entonces, algo que vuelve a vivirse cada año con su Semana Santa de Interés Internacional, cuando los hoteles cuelgan el cartel de completo durante diez días. Al fin y al cabo el discurrir de las procesiones por sus monumentos supone el escenario más real para revivir la pasión de Cristo.


Mérida, con una población de unos 60.000 habitantes, cuenta con 31 espacios monumentales, incluido el Balneario romano de Alange, situado a escasos 20 kilómetros y que forma parte también de la Declaración Patrimonio de la Humanidad.


Esta riqueza monumental, sin embargo, no está reñida con la comodidad de una ciudad pequeña que permite al visitante conocerlo todo en dos o tres días, una comodidad, según Antonio Rodríguez Osuna, que invita siempre al turista a repetir.


Por eso en este año 2024, cuando Mérida celebra su primer Año Jubilar y su trigésimo cumpleaños como Ciudad Patrimonio, la invitación de su alcalde se dirige sobre todo a quienes aún no conocen este “crisol de culturas” para decirles que “vengan por primera vez, porque no va a ser la última”. EFE.