José Carlos Rodríguez I
Santiago de Compostela (EFE).- Quizá sea por su sus paisajes, por su costumbrismo o, como dice el último premio Ortega y Gasset de fotografía, Óscar Corral, porque en Galicia hay «una luz diferente». El caso es que el fotoperiodismo gallego destaca por su calidad, reflejada en una larga lista de profesionales premiados en los últimos años por trabajos muy diversos, en un momento en el que la profesión se enfrenta a innumerables desafíos.
Desde que se creó el premio Ortega y Gasset en su modalidad fotográfica, en 1988, ya son seis los reporteros gráficos gallegos que han obtenido este premio, dos de ellos, en los últimos cuatro años.
Además, otros tantos gallegos han obtenido en la última década varios premios Lux, los otorgados por la Asociación de Fotógrafos Profesionales de España y en 2022, el ourensano Manuel Outumuro se hizo con el prestigioso Lucie Award, el considerado ‘Óscar de la fotografía’, por su trabajo en el mundo de la moda.
Muchos de estos profesionales coinciden en resaltar también el trabajo de referentes que realizaron gran parte de su trabajo en Galicia, como la recientemente fallecida Anna Turbau o Cristina García Rodero, una de las tres únicas españolas que tiene el privilegio de pertenecer a la agencia Magnum, junto a Cristina de Middel y, de nuevo, una gallega, Lúa Ribeira, que se incorporó en 2018.
Fotoperiodismo de «calidad»
Aficionado a captar imágenes desde muy joven, con su primer sueldo, Óscar Corral (Compostela, 1981) se compró una cámara y empezó a hacer fotos de su entorno más cercano, «sin un carácter informativo».
Sin embargo, todo cambió con la «tragedia» del Prestige, un «punto de inflexión» que le hizo ver que lo que realmente le llenaba era «documentar la realidad».
Desde entonces ha trabajado para medios como La Voz o ABC, para la Agencia Efe y para El País, donde actualmente realiza reportajes fotográficos.
Como a muchos otros, le destinaron a cubrir la tragedia de la dana en la Comunidad Valenciana, donde hizo la fotografía que le valió el premio Ortega y Gasset de este año, una imagen tomada en Alfafar en la que se observan a seis bomberos cortando con una radial un poste que había sido arrancado por la fuerza de la riada.

La instantánea refleja los primeros días de la recuperación después del desastre y recuerda a la mítica foto de Joe Rosenthal en la que se muestra a seis soldados de Iwo Jima clavando la bandera estadounidense en territorio japonés.
Sin embargo, mientras que aquella era una foto que reflejaba la victoria, en esta, Corral representa la tragedia, la destrucción, en un entorno «difícil y cambiante».
«En el momento que vi la imagen me apresuré a encuadrar e hice la foto. Después, cuando me senté en el ordenador y vi el trabajo me di cuenta del potencial que tenía y llamé al jefe de fotografía para mostrársela», cuenta.
La imagen apareció al día siguiente en la portada del periódico y tuvo una gran repercusión en medios y redes sociales, donde se viralizó.
Para el compostelano, hacer fotografías en ese tipo de tragedias requiere «experiencia» y «concentración», ya que lo importante es que la situación «no te supere», asegura.
Añade que para acceder a determinados sitios es muy importante «ser empático» y actuar «con respeto y educación», sin sobrepasar «determinadas líneas rojas».
Lo mismo opina Brais Lorenzo (Ourense, 1986), que con una fotografía en la que retrataba a una mujer celebrando su 98 cumpleaños en una residencia de mayores en plena pandemia, obtuvo el Ortega y Gasset en 2021.

Colaborador de diversos medios, entre ellos la Agencia Efe y ganador de premios como el Luis Ksado o el Galicia en Foco, Lorenzo resalta la calidad y «la competencia sana» que existe en la región, aunque también es consciente de que hay retos como la Inteligencia Artificial, la desinformación o las redes sociales que «hacen difícil» vivir de la fotografía.
«Es necesario recuperar la credibilidad de los medios tradicionales y enganchar a las nuevas generaciones de nuevo con reportajes en profundidad, con periodismo de calidad», apunta.
Para él, las buenas imágenes requieren «tiempo» y todo un trabajo previo para «ganarte la confianza de las personas»: «Algo que nunca podrá hacer la Inteligencia Artificial es encontrar a la gente», declara el fotógrafo, que dice estar especialmente interesado en temas sociales y medioambientales.
«Con una fotografía es muy complicado cambiar las cosas, pero sí que podemos dotar a la sociedad de herramientas. Creo en el poder de la imagen como un elemento transformador», concluye.

Fotografía artística y de moda
Con casi una veintena de premios Lux, Fuco Reyes (Compostela, 1965) considera que la fotografía tiene también «el potencial de conectar con las emociones».
Licenciado en Psicología, dio un cambio radical a su vida cuando pasó de la fotografía aficionada a la profesional y ahora realiza proyectos personales que compagina con la fotografía artística y la docencia.
Con su último trabajo, ‘El espejo de Claude’, que obtuvo la plata en los premios Lux, refleja «el poder de transformación» que se produce en la adolescencia y reflexiona sobre la «vulnerabilidad, la identidad y la catarsis».
También catártico fue el último trabajo del reconocido fotógrafo Manuel Outumuro (Ourense, 1949) que de forma autodidacta consiguió hacerse un hueco en la industria de la moda, en la que ahora es uno de los grandes referentes tras 30 años de trayectoria en cabeceras como Elle, Vogue o Marie Claire y la obtención en 2022 del premio Lucie.

A pesar de su éxito internacional, reconoce que su infancia en su Galicia natal «marcó» su forma de hacer fotografía y su interés «por la moda y el retrato».
En la exposición ‘O anxo que nunca fun’, Outumuro «recrea sus recuerdos» en Galicia y cómo influyeron en su trabajo; mientras que en su aldea, A Merca, expone ahora al aire libre quince retratos de actrices nacionales e internacionales en un lugar «casi abandonado», pero que sin duda fue «fértil» para la fotografía. EFE
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