Imagen del manto restaurado de la talla de la Virgen la Soledad de Logroño, en la concatedral de Santa María de la Redonda. EFE/ Raquel Manzanares

La Virgen de la Soledad de Logroño estrenará manto en Semana Santa

Logroño (EFE).- La imagen de la Virgen la Soledad de Logroño, que custodia la Cofradía que lleva el mismo nombre y que se ubica en la concatedral de Santa María de la Redonda, estrenará un manto restaurado en la próxima Semana Santa logroñesa, tras dos años de un minucioso trabajo de restauración a cargo del taller malagueño de Sebastián Marchante.


Se trata de una pieza artística y devocional, que vistió por primera vez la Virgen de la Soledad en la procesión de El Encuentro, en abril de 1949 y que en esta Semana Santa logroñesa, cuando se cumplen tres cuartos de siglo de aquel estreno, volverá a mostrarse completamente restaurado, gracias al esfuerzo de sus cofrades y el apoyo económico de muchos logroñeses.


Así lo ha detallado este lunes el hermano mayor de la Cofradía, Luis Ducrós, en la presentación del manto restaurado, junto al restaurador malagueño, quien tiene más de tres décadas de reconocida trayectoria profesional.


Respeto y cuidado en la restauración


Marchante ha resaltado «la atención, respeto y cuidado» con el que su taller ha desarrollado este trabajo, en el que, además, se ha traspasado la pieza íntegramente a un nuevo soporte de terciopelo.


Ha reconocido que lo más complicado de esta restauración se ha debido a la asimetría del manto, que se había deformado en la zona de la cabeza, lo que había provocado que «todo el bordado se hubiera viciado».


Por ello, «en la medida de lo posible», se ha corregido esa falta de simetría y se ha conseguido dejar el manto lo más parecido a sus inicios -segunda mitad de los años 40 del siglo pasado- con la recuperación del color más claro en los dorados, que se habían oscurecido por «el uso de lentejuelas metaloplásticas y el uso de cristales de peor calidad», ha indicado.


Este manto procesional, que luce todos los Viernes Santo la talla de la Virgen de la Soledad y que diseñó Javier Rodríguez, lo bordaron en oro sobre terciopelo negro las religiosas Adoratrices de Logroño.