San Vicente de la Sonsierra (La Rioja), (EFE).- Siete disciplinantes han recorrido este domingo las calles de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) para revivir la ancestral tradición de los ‘picaos’, aunque de una forma mucho más íntima a como lo hacen en Semana Santa, cuando miles de personas les acompañan en su procesión.
Esta tradición se rememora desde finales del siglo XV y se celebra durante Semana Santa y con motivo de las Cruces de Mayo y Septiembre.
Así, este domingo, 15 de septiembre, la Cofradía de la Vera Cruz de San Vicente de la Sonsierra ha vuelto a organizar este ritual, con siete personas anónimas, quienes, con un hábito que cubre su cara y deja al descubierto su espalda, se han «picado» como señal de penitencia.
Han hecho el recorrido inverso a la procesión de exaltación de la Cruz y han cumplido con la tradición una vez ya en la bajada de la procesión, en la llegada al pueblo desde la ermita.
Así, cada ‘picao’ se ha flagelado su espalda con una madeja de algodón, con la que se da una media de entre 800 y 1.000 golpes durante unos veinte minutos.
Junto a cada uno de ellos hay un miembro de la cofradía, como ‘práctico’, quien golpea suavemente tres veces cada lado de la espada del ‘picao’ para que brote la sangre con el fin de evitar que se produzcan molestias posteriores.
Ello lo hace con una bola de cera virgen con 6 cristales incrustados de dos en dos, de manera que cada disciplinante recibe 12 pinchazos.
Una vez terminada la penitencia, el disciplinante y su acompañante vuelven a la cofradía, donde el practicante le lava y cura las pequeñas heridas con agua de romero.

La Cruz de Septiembre se ha celebrado bajo la atenta mirada de unos centenares de personas, con un ambiente de respeto y recogimiento, que no es igual al de Semana Santa, cuando el atractivo turístico de esta tradición congrega a miles de personas en las calles de San Vicente.
De hecho, el público se ha reducido este domingo prácticamente a los habitantes de San Vicente, municipio con cerca de un millar de vecinas, y unas docenas de curiosos deseosos de ver esta tradición en su esencia más pura, sin bullicio y con el recogimiento que requiere el sacrificio de estos disciplinantes, que ya no volverán hasta el Jueves Santo de 2025.