Logroño, (EFE).- La farmacia en La Rioja tiene una gran fortaleza, su implantación en el medio rural, pero cada vez es más difícil que algunos establecimientos sobrevivan en núcleos pequeños a los que tampoco se acercan los nuevos profesionales.
Así lo ha explicado a EFE el presidente del Colegio de Farmacéuticos de La Rioja, Miguel Ángel García, que no lleva ni diez días en el cargo, en el que representa a 495 colegiados (de ellos 356 son mujeres), entre los que 175 son titulares de farmacia.
La Rioja cuenta con 158 oficinas de farmacia y 47 botiquines, lo que hacen 205 puntos de prestación farmacéutica distribuidos por la comunidad; Logroño tiene 58 farmacias y entre las demás, 64 están en un municipio en el que solo hay uno de estos establecimientos.
Así, «la implantación de la farmacia en La Rioja es una de nuestras fortalezas, llegamos a todos los rincones» pero «a la vez es cierto que en algunos núcleos pequeños es muy difícil la supervivencia de las farmacias», asume.
Hace algo más de un año se suscribió en Briñas un protocolo nacional para la supervivencia de la farmacia rural, con el objetivo de que su futuro pases por asumir un papel «más asistencial» en los pequeños pueblos, es decir, «tener más competencias».
En ese sentido, el presidente de los profesionales riojanos cree que «hay cosas que se pueden hacer ya» como el otorgar a los farmacéuticos rurales la competencia de la revisión de botiquines «porque hay que ser conscientes de que trabajan en lugares con población muy mayor y mucha de ella polimedicada» y por eso «pueden ser los encargados (desde la farmacia) de preparar sistemas personales de dosificación y vigilar que la medicación se toma».
Otro de los puntos a abordar en el corto plazo es «la puesta en marcha de escuelas rurales de salud» en pequeños núcleos.