Logroño, (EFE).- Logroño ha iniciado el reto de diseñar cómo será su estructura dentro de más de dos décadas, en 2050, aunque lo hace desde el presente más inmediato, con acciones que se van a desarrollar desde este mismo mes.
Así lo ha explicado el alcalde de Logroño, Conrado Escobar, en el acto de presentación de esta estrategia para la ciudad en 2050, que se ha desarrollado ante decenas de representantes de distintos ámbitos en la capital riojana, entre ellos el presidente del Gobierno riojano, Conrado Escobar.
Escobar, que ha estado acompañado por la arquitecta urbanista y divulgadora Nuria Moliner, ha abogado por «un urbanismo más humano» y ha incidido en que «cuestionarnos el futuro es lo que nos hace tomar decisiones en el presente».
Escobar, antes del acto, ha explicado a los periodistas que con esta iniciativa pretende responder «a los grades retos» a los que se enfrentan Logroño y todas las ciudades en relación a la gestión del agua, el cambio climático o la salud de los ciudadanos.
Para eso «fijamos un horizonte, el de mañana, el de 2050» pero «todo empieza en el presente, en el hoy» y «por eso no se trata de hacer elevadas disquisiciones teóricas, sino de trabajar desde el realismo de lo inmediato y de lo cotidiano».
El alcalde ha incidido en que aspiración de que Logroño «sea una ciudad cada vez más sostenible, accesible, saludable, accesible e inclusiva».
El primer paso, en diez días
El primer paso de toda estrategia se dará en breve, el 27 de febrero, cuando el Ayuntamiento celebrará un pleno extraordinario para actualizar la Agenda Urbana, un documento que recoge los grandes retos de futuro de la ciudad, como la gestión del agua y el desarrollo urbanístico, entre otros.
El segundo paso será la estrategia de ciudad circular «que será el instrumento que congregue todos estos elementos en torno a la energía, el clima y el agua» ha dicho Escobar, que prevé que esta estrategia quede aprobada el 6 de marzo en el pleno del mes próximo «donde esperemos que cuente con el apoyo de todo el mundo».
Tenemos otro gran instrumento, siempre pendiente, y que hay que abordar», ha itido el alcalde, en referencia al Plan General, cuya tramitación va a comenzar con el Catálogo de Bienes Protegibles para lo que se va a convocar el 28 de febrero al grupo de trabajo del Consejo Social que se encarga de ese listado de bienes a conservar en la ciudad.
Escobar ha aludido, en otras cuestiones, al «anillo verde» que rodeará a la ciudad, con 27 kilómetros, que incluyen proyectos como el del Barranco de Oyón, «que se va a ir concretando este año» para impedir daño por grandes avenidas «y para permitirnos aprovechar ese agua»; además es anillo contará con dos miradores, en el monte Cantabria y El Corvo.
Ha recalcado que se ha marcado un objetivo que ha denominado «tres, treinta, trescientos» que supone que la ciudad tenga 3 árboles por persona, 30 metros de cobertura vegetal por cada habitante y que ninguno a más de 300 metros de un parque.

El alcalde ha incidido en el «circuito de disfrute» que es el Ebro en la ciudad, para lo que se va a drenar un tramo del río con el fin de crear un área navegable de dos kilómetros; además en su zona de conexión con el Iregua se van a crear dos parques de unos 10.000 metros cuadrados, cada uno.
Escobar ha anunciado que el Ayuntamiento incorporar a su red de carrilles bici y peatonales unos ocho kilómetros de recorridos que unirán parte de los recorridos que ya existen; a ellos se sumará otro recorrido de este tipo que unirá toda las partes de la ciudad, con una extensión de 30 kilómetros.
Mejorar la calidad de vida
Además ha recordado que existe el proyecto 1521 para reformar todo el entorno del Cubo del Revellín, en donde a partir de San Bernabé se dará el primer paso, con las excavaciones arqueológicas, que durarán como máximo medio año.
Nuria Moliner, por su parte, ha incidido en las características que debe tener una ciudad del futuro y que querría que Logroño cumpliera «antes de 2050» para «crear espacios que garanticen una buena calidad de vida, que garanticen la salud, para convivir, compartir y entender el espacio público no como un lugar de transporte, de trabajo, de consumo, sino también como un lugar donde queremos parar y estar, disfrutar o jugar».
«Ese es el reto, incorporar la perspectiva del conjunto de la sociedad y los retos de futuro» ha afirmado la divulgadora, para quien «la arquitectura hace ciudad, pero es mucho más que edificios, es mucho más que un objeto bonito, es cultura, es patrimonio, es la escenografía de nuestras vidas y como tal nos interpela y nos condiciona muchísimo en nuestro día a día».
Por eso «los promotores de políticas públicas y los agentes profesionales del sector de la construcción, tienen que trabajar de la mano para apostar por la calidad arquitectónica, por la belleza y por la funcionalidad».