Eduardo Palacios | Logroño (EFE).- En Arabia Saudi se han iniciado unas conversaciones para establecer la paz en Ucrania en las que Europa ha quedado excluida pero, aún así, se va a ver obligada a intervenir y pagar la reconstrucción de ese país para mantener cierto crédito en la esfera internacional.
Así lo cree Armando Alvares García, experto en derecho internacional y expresidente del Comité de Enseñanza del Derecho Internacional de la American Society of International Law, un órgano consultivo de la ONU.
En declaraciones a EFE este abogado brasileño, que también es docente de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), no ha dudado en calificar de «dramática y terrible» la encrucijada en la que se encuentra en la UE «que se juega su futuro mientras otros negocian su presente».
Cree que Estados Unidos y Rusia han excluido a Europa de las negociaciones «porque no tiene un liderazgo político fuerte y carece de autonomía estratégica para tomar decisiones».
Aunque haya momentos en los que se busca el consenso, en Europa «hay una división clara entre una Alemania que aún depende del petróleo ruso, una Francia que quiere ser líder pero no tiene apoyo suficiente y una Polonia que sigue el guion que marca Estados Unidos».
La ingenuidad y la estupidez de Europa
«En realidad, con esa situación, han dejado fuera a Europa (de las conversaciones de Arabia) porque no representa ninguna amenaza y tampoco es una solución», asume este experto en derecho internacional.
Sin embargo, ite, «en gran medida es Europa quien ha financiado la guerra» con 135.000 millones de euros destinados a apoyar a Ucrania «pero ni aún así ha mostrado una política exterior coherente».
Considera que lo que ocurre ahora es «fruto de la ingenuidad de Europa», «también de la mediocridad de sus políticos» y «su falta de visión geopolítica a largo plazo», que tras la Segunda Guerra Mundial «depositaron su seguridad en los Estados Unidos» algo que «fue efectivo durante la guerra fría» pero generó «una gran dependencia a largo plazo».
Y también «Europa centró casi desde entonces su prioridad en la economía y el bienestar social» y dejó a un lado las inversiones en defensa «porque estaba el paraguas de los Estados Unidos y la OTAN».
«Esa mezcla de cosas ha deparado que Europa sea vulnerable a las amenazas externas» porque «se creía que Estados Unidos nos protegería de cualquier agresión, algo que resulta un pensamiento estúpido», afirma.
Ahora, cuando Europa se da cuenta de lo que ocurre y desde Estados Unidos se le reclama una mayor inversión en seguridad «también se da la paradoja de que es otro agravante más porque en parte lo que se demanda a los gobiernos europeos es que compren más a la industria militar americana».

Fuera del control de minerales estratégicos
Otro de los «dramas» para Europa, detalla este profesor, es que en esas negociaciones entre Rusia y Estados Unidos se juega también el control de minerales estratégicos para la industria de seguridad y «se quiere dejar fuera del reparto a los europeos».
De hecho si Rusia se quedara con los territorios que ha ocupado, explica este experto «habría que ver qué sucede en la otra parte» y «da la sensación de que aunque el resto del país se llame Ucrania, Estados Unidos quiere que sea una especie de protectorado suyo, para tener el monopolio de sus minerales».

«Europa volvería a quedar fuera de juego, posiblemente con la única opción de acercarse a China para acceder a materias primas que son claves en la industria tecnológica y de seguridad», detalla.
El papel que «sí va a tener que jugar Europa», asume, es el de la reconstrucción de Ucrania «en la que los gobiernos europeos no tiene más remedio que ser los protagonistas, se juegan la credibilidad internacional que les pueda quedar» porque «no es una obligación de derecho internacional, pero sí un compromiso que han asumido y al que no se pueden negar».
Además «Europa también se va a jugar mucho en esa reconstrucción» porque «no dar estabilidad a Ucrania podría provocar una emigración masiva y generar mucha inestabilidad política, sobre todo en los países más cercanos».
«Al final hablamos de algo que seguramente nos va a afectar a todos los europeos, porque habrá que pagar esa reconstrucción, con impuestos, intereses más altos y deuda» concluye Alvares García.