El delegado de Migraciones de la Diócesis de Tenerife, Jesús Alberto González, participa este lunes en la Semana Social Diocesana de La Rioja 'Chavales de nadie: la situación de los jóvenes migrantes', que analiza su situación al cumplir 18 años. EFE/ Raquel Manzanares

Migraciones Diocesana de Tenerife pide altura de miras política con los menores migrantes

Eduardo Palacios |

Logroño (EFE).- La llegada de menores migrantes no acompañados a Canarias ha sobrepasado «con creces» las previsiones y requiere «altura de miras política» para hallar una solución que permita no solo su reparto en otras comunidades, sino su integración en la sociedad, que «debe ser el objetivo».

Así lo ha explicado a EFE el delegado de Migraciones de la Diócesis de Tenerife, Jesús Alberto González, quien participa este lunes en la Semana Social Diocesana de La Rioja ‘Chavales de nadie: la situación de los jóvenes migrantes’, que analiza su situación al cumplir 18 años.

Para González, en las últimas semanas, «no se ha tenido una altura de miras política ante una realidad compleja, que hay que afrontar» y que requiere «diálogo, calma y ser conscientes de que no es algo fácil».

El obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, Santos Montoya (c), el alcalde de Logroño, Conrado Escobar (i), y la consejera de Políticas Sociales, María Martín (d), en la Semana Social Diocesana de La Rioja. EFE/ Raquel Manzanares

Sentimiento de acogida

Se trata de «un tema de mucho calado porque hablamos de seres humanos», ha dicho, y «no podemos pensar que es algo de futuro porque esos menores ya están aquí y no se van a ir».

Por ello, «habría que trabajar con las causas en origen, los motivos que llevan a las personas a subirse a un cayuco y hacer una travesía muy peligrosa», pero, «mientras no se pueda atajar eso, hay que evitar que se cree en la sociedad un caldo de cultivo de miedo, recelo y rechazo», ha afirmado.

Él prefiere ver esta situación con una mirada positiva por «el gran potencial que tienen esos chicos», quienes, «cuando acceden al sistema de formación, demuestran unas ganas tremendas de aprender y de encontrar un trabajo» y, «cuando lo consiguen, responden muy bien».

«Por eso, en vez de lanzarlos de un lado a otro como pelotas, debemos generar, como sociedad, un sentimiento de acogida», ha subrayado.

El delegado de Migraciones de la Diócesis de Tenerife, Jesús Alberto González, en Logroño. EFE/ Raquel Manzanares

Recursos sobrepasados

Ha señalado que el reparto entre las comunidades es necesario porque «los recursos de Canarias están sobrepasados con creces» y «no es solo cuestión de darles de comer y dormir, hay que prepararles para la vida adulta» con un acompañamiento.

Esos recursos «se idearon como centros de emergencia, pero la realidad ahora es que llegan menores casi cada día» y «esa situación requiere una respuesta urgente, que tenga en cuenta los derechos de esos chavales y que ponga la dignidad de las personas en primer término», ha incidido.

A ello se une la preocupación de que esos menores, al cumplir 18 años en un centro de acogida, «de un día para otro, pierden sus derechos» y «nos tenemos que plantear cómo les incorporamos a la vida adulta y les acompañamos para la integración en nuestra sociedad».

Ha visto casos de «chicos que, prácticamente en un día, se quedan sin cobertura y en las calles de Tenerife» con entidades sociales y religiosas como único apoyo, por lo que «hay que solucionar esa situación para que no sean chavales de nadie».