Naciones Unidas (EFE).- EE.UU. dejó hoy claras en la sede central de la ONU cuáles deben ser las prioridades para esta organización: la paz y seguridad internacionales, combatir el antisemitismo y la reforma interna de la propia institución.
La embajadora interina de Washington ante la ONU, Dorothy Shea, tomó la palabra justo el día en que era elegida la próxima presidenta de la Asamblea General, la alemana Annalena Baerbock (quinta mujer en ocupar el puesto en ochenta años de historia) y cuando todos los participantes destacaban la presencia de la mujer, el cambio climático o los objetivos del milenio como los ejes centrales que deben guiar a la ONU.
La ruptura con la política tradicional
Fue ahí donde la representante de EE.UU. expuso la agenda de Donald Trump, en ruptura con la tradicional política exterior de su país: «Tenemos una oportunidad para hacer a la ONU más apta para su propósito, que es priorizar su misión central de (garantizar) la paz internacional y la seguridad».
Concretamente, la Asamblea General -explicó Shea– «debe dejar de perder el tiempo en ejercicios estériles que gastan recursos (y) debe reenfocarse en asuntos urgentes que demandan la atención de la ONU: acabar los conflictos armados, avanzar en la paz, combatir el antisemitismo y reformar esta organización para que responda a sus objetivos fundacionales».
Shea en ningún momento mencionó la lucha contra la pobreza y las desigualdades, la discriminación de la mujer, el cambio climático o los objetivos de desarrollo sostenible, por citar algunos de los ejes centrales que marcan el trabajo de la ONU desde hace décadas.

El interinato prolongado de Dorothy Shea
La diplomática ocupa interinamente el cargo de embajadora desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, y todo indica que seguirá haciéndolo durante un tiempo, ya que la primera opción de Trump para el puesto de embajadora ante la ONU, que era la congresista republican Elise Stefanik, se retiró de la carrera a petición de Trump a fines de marzo para no poner en peligro la mayoría republicana en el Congreso.
Desde entonces, Trump aún no ha designado a quien podría sustituirla -y que deberá pasar por el escrutinio del Senado-, pero ha dado instrucciones a sus diplomáticos en Nueva York para virar completamente de discurso e insistir, por ejemplo, en la necesidad de terminar con el derroche en las distintas agencias de la ONU o en las misiones de paz.