Bangkok (EFE).- La acusada de matar a tres familiares envenenándolos con setas en una cena en Australia, Erin Patterson, dijo este martes durante el mediático juicio de su caso que empezó a interesarse por los hongos silvestres durante la pandemia de covid-19 y que cocinaba con ellos porque «tienen buen sabor».
Patterson, de 50 años, respondió hoy por segundo día consecutivo a las preguntas de su abogado como primer testigo de la defensa, en una declaración que le sirvió para explicar el origen de su afición por las setas, tras hablar en la víspera de relaciones familiares, creencias religiosas y problemas de autoestima.

Un paseo por el campo
La Fiscalía sostiene que la mujer usó setas venenosas en la preparación de unos solomillos Wellington que cocinó para sus exsuegros, Gail y Don Patterson, y los tíos de su exmarido -invitado a la cena, pero que no acudió-, el 29 de julio de 2023.
Don y Gail Patterson, de 70 años, y Heather Wilkinson, de 66, se sintieron gravemente enfermos tras comer las piezas de carne cubiertas con setas, envueltas en hojaldre y acompañadas con puré de patatas y judías verdes que preparó para ellos la acusada, y fallecieron unos días después.
Erin Patterson relató hoy ante el tribunal de Morwell (Victoria) que juzga su caso que su «atracción» por los hongos silvestres floreció en ella tras un paseo con sus hijos a principios de 2020, durante el primer confinamiento por la covid-19 en Australia, en el que se dio cuenta de que «muchas (setas) habían aparecido» en el Jardín Botánico de Korumburra.

Tras su hallazgo en el mencionado enclave, cercano a su casa de Leongatha, 135 kilómetros al sureste de Melbourne, empezó a interesarse por las setas y a usarlas en la cocina, sobre todo secas, porque «tienen buen sabor y son muy saludables».
Juicio mediático
Informes de toxicología indican que la mujer, que ha mantenido su inocencia desde que fue arrestada en noviembre de 2023, habría empleado ‘amanita phalloides’, también conocida como oronja verde, uno de los hongos más letales, en la preparación de los Wellington que sirvió a los familiares de su expareja.
El mortal banquete, al que solo sobrevivió uno de los comensales, fue organizado por la acusada para explicar que padecía cáncer, enfermedad que después se demostró no haberle sido diagnosticada.
Erin Patterson, cuyo caso está siendo sometido a escrutinio público y recibe atención mediática internacional, declaró por primera vez el lunes, en un juicio de seis semanas que arrancó hace más de un mes.