Pamplona (EFE).- El sexto intento, tras más de media hora de expectación y cinco fallidas salidas del corral, ha sido el definitivo en el segundo encierro del Pilón de Falces. Ha sido una carrera accidentada por la negativa de las vacas bravas de Teodoro Vergara a enfilar la cañada que las adentra en el casco urbano.
Con las laderas del monte repletas de público expectante ante uno de los actos más peculiares y también de riesgo para el público en el verano festivo en Navarra, el corral donde aguardaban las 10 reses del ganadero local se ha abierto puntual a las 9:00 horas. Se trataba de completar la tradición de realizar una carrera, habitualmente vertiginosa, cuesta abajo hasta el casco de Falces.
Es un acto que durante las fiestas patronales a diario concita la curiosidad de miles de personas. Desde mucho antes se apostan encaramadas en diferentes lugares del recorrido, una cañada descendente delimitada a un lado por el monte y al otro por un escarpado barranco.
La primera salida, lentas y agrupadas
Sin embargo, las vaquillas de Teodoro Vergara no han empezado con buen pie su primera salida al camino, lentas y agrupadas, mirando a los lados. Desde esta primera salida, una de ellas ha intentado escalar por la ladera, aunque ha desistido, ha vuelto al camino con sus compañeras y, juntas, han dado la vuelta para subir de nuevo y refugiarse en el corral del que habían salido.
Y ya con esa querencia han sido hasta cinco veces más las que las vacas han salido, han recorrido lentas el inicio del camino pese al azuzamiento de los pastores por detrás, se han parado algunos cientos de metros después, y se han quedado en mitad del sendero mirando hacia el público o buscando una salida, para finalmente volverse al corral.

Ante la incertidumbre de ganadero y pastores, se ha decidido repetir una y otra vez la salida de las reses hasta la séptima y definitiva. Esta se ha sucedido también con las vacas lentas y agrupadas, aunque ocho de ellas han completado sin incidencias el trazado hasta el pueblo.
No así dos de las bravas. Una de ellas ha sido una cárdena que se ha aventurado a mitad de camino a trepar por la ladera y ha llegado a embestir a varias personas, ha caído varios metros hacia abajo, y ha vuelto a la cañada, donde ha permanecido despistada hasta regresar de nuevo a los corrales. La otra ha sido una negra que, en solitario, parándose y fijándose en los mozos, ha completado el recorrido correcto y ha entrado en el pueblo.

Han sido más de 34 minutos de encierro, tras el que la DYA ha atendido a nueve personas. Una de ellas presentaba un esguince en el tobillo. Las otras ocho tenían heridas menores por roces del terreno al intentar escapar de la vaquilla que ha escalado la ladera y en la que se encontraban como espectadores.