Pamplona (EFE).- La presidenta de UPN, Cristina Ibarrola, ha expresado su «respeto y agradecimiento» a los dos parlamentarios de su grupo que han dimitido en las últimas semanas. Ha asegurado que «de momento no hay razón para cambiar al portavoz» regionalista en la Cámara, su predecesor al frente del partido, Javier Esparza.
Lo ha dicho en rueda de prensa al ser preguntado por la reciente dimisión de Iñaki Iriarte, que se suma a la anunciada en junio de María Jesús Valdemoros. La ya exparlamentaria renunció tras argumentar que no encontraba «el camino» para seguir aportando, después de posicionarse en un espacio crítico con la nueva presidenta del partido.
Esta ha englobado a ambos en la misma frase al mostrar, tanto ella como en nombre de UPN, su «respeto absoluto y agradecimiento a la gran y extraordinaria labor» llevada a cabo desde sus escaños. No ha querido extenderse más al ser repreguntada sobre supuestas desavenencias.
En la misma línea, y al no ser ella parlamentaria y por tanto no poder ejercer como es tradicional en el presidente de UPN la portavocía del grupo en la Cámara foral, ha confirmado que esta labor seguirá recayendo en Javier Esparza, quien el pasado mes de abril le pasó el testigo como líder del partido. «De momento no hay ninguna razón para cambiar al portavoz» del grupo, ha zanjado.
En cuanto a su balance como presidenta de UPN en estos cuatro meses, ha asegurado que ha podido ejercer esta función con «orgullo pleno». Ha dicho haber aprovechado el verano para «hacer un trabajo interno de escuchar, apoyar y estar cerca de los grupos municipales, comités locales, afiliados y simpatizantes», y preparar el nuevo curso que arranca en septiembre.
UPN, dispuesto a acordar con otros partidos
Sobre su relación con el PSN, con el que su predecesor Javier Esparza rompió relaciones tras la moción de censura en el Ayuntamiento de Pamplona que descabalgó a la propia Ibarrola de la alcaldía, ha mostrado un talante «dispuesto a escuchar y acordar temas, no solo con el partido socialista, sino con cualquier otro que comparta con nosotros cómo poder solucionar los problemas que afectan a Navarra».
En esa línea, y sobre la posibilidad de negociar los próximos presupuestos con el Gobierno foral, ha advertido de que «es pronto para eso». No obstante, ha definido como «constructiva y participativa» la manera de hacer de UPN, que «siempre estará ahí» en «cualquier iniciativa parlamentaria que sea buena para Navarra o para los navarros y que coincida con nuestra forma de solucionarlo».
Otro de los asuntos puntualizados por Ibarrola ha sido la denuncia de UPN contra el grupo «Raimundo el Canastero» por su canción en la que vertían «amenazas y vejaciones machistas» contra la alcaldesa regionalista de Estella. Sobre este asunto ha reiterado su «condena más rotunda» y en el que ha «echado de menos» que algunos partidos no se han posicionado.
«No se puede hablar de convivencia y de respeto solamente para personas que están en un partido político y para otras no», ha lamentado la dirigente regionalista. Ha alertado de que «hoy en Navarra todavía solemos ser las mujeres de UPN, fundamentalmente, las que sufrimos este tipo de vejaciones». Por ello no ha ocultado: «Me gustaría una condena firme por parte de otros partidos políticos cuando estos sucesos ocurren».
«La Navarra que cuenta Chivite no existe»
Por otro lado, la rueda de prensa ha estado centrada en realizar un análisis del primer año de la actual legislatura. Ibarrola se ha mostrado muy crítica al entender que «la Navarra que nos cuenta Chivite no existe», ya que entiende que la presidenta ofreció hace dos semanas «un mundo de fantasía» como balance «triunfalista» de este primer año.
Por ello, y «sin querer caer en el catastrofismo», Ibarrola ha pedido a Chivite que sea «honesta, diga la verdad y no oculte la mala gestión de los servicios públicos ni sus errores». Al mismo tiempo ha repasado diferentes datos que a juicio de la dirigente de UPN dan cuenta de que el actual Gobierno «no es eficaz ni es eficiente».
El aumento de las listas de espera sanitarias, el hecho de que las familias navarras «no pueden elegir libremente la educación de sus hijos», la dificultad de los jóvenes para emanciparse por la carestía y escasez de la vivienda, o la poco atractiva fiscalidad navarra para las empresas, han sido algunas de sus críticas.
A ellas ha sumado la cuestionable calidad del empleo, el aumento de la criminalidad o la crítica gestión de los Fondos europeos, como algunos de los argumentos esgrimidos para que Chivite «salga de la Arcadia feliz» que planteó en su balance.
