Pamplona (EFE).- La escritora y filósofa Susan Neiman analiza en esta jornada en Pamplona los entresijos de la teoría de Kant sobre si es cierto que carecer de un pensamiento propio se puede atribuir a ser «cobarde o vago» o es el sistema el que está diseñado para fomentar el miedo» a no pensar por sí mismo para favorecer así a los gobernantes.
Lo ha dicho la propia Neiman en rueda de prensa, poco antes de participar en la cuarta jornada de la bienal internacional de cultura, arte y pensamiento «Encuentros de Pamplona/Iruñeko Topaketak 2024», con una conferencia titulada «Pensar sin barandillas», en la que precisamente se adentra en la dificultad de sostener un pensamiento propio y sin influencias en el mundo actual de la sobreinformación.
Y como presentación, Neiman, a la que todo el mundo considera una de las más destacadas herederas del pensamiento de Hannah Arendt, ha querido poner cierta distancia porque «ella es ella y yo soy yo», sin negar que «Arendt ha tenido un impacto importante sobre mi pensamiento, pero tampoco es la única figura».
Vivir sin la influencia del pensamiento
También ha avanzado su intervención en esta jornada el cineasta y artista visual Apichatpong Weerasethakul, quien esta tarde protagonizará un diálogo con su colega Béla Tarr sobre «La vida, la muerte y todo lo del medio», y que ha recogido el guante de la reflexión de Neiman para abogar por el pensamiento propio.

«Me gusta reflexionar sobre cómo podríamos vivir sin la influencia del pensamiento», convencido de que «uno de los mayores miedos del ser humano es precisamente este, el silencio. No podemos vivir sin que nuestra mente nos esté bombardeando continuamente, y por eso, en general, necesitamos el arte, necesitamos la música, la filosofía como entretenimiento», ha planteado.
Sin embargo, el cineasta ha considerado que «podemos vivir con nuestro propio silencio, una manera también de responder a nuestra propia violencia interna. Es este un encuentro con nosotros mismos que yo llevo explorando durante años en mi trabajo», ha avanzado.
La IA no arreglará el problema de la estupidez natural
Además, han intervenido el pensador Luciano Espinosa y el matemático y teólogo Eduardo Sáenz de Cabezón, antes de su charla conjunta este tarde sobre «La mano y el algoritmo», dos conceptos que se perciben como una dicotomía pero que Sáenz de Cabezón ha explicado en la metáfora de que «la Inteligencia Artificial (IA) son unas nuevas manos, no un nuevo cerebro» como muchos apuntan.
Así, se ha mostrado optimista sobre el desarrollo de la IA como «uno de los muchos procesos de mecanización» como los que antes ha habido en la historia del mundo para ayudar al ser humano, aunque sí que ha mostrado su «preocupación» por la «definición reduccionista de la inteligencia como capacidad de hacer cosas, cuando es mucho más».
Al respecto, Luciano Espinosa se ha mostrado «un poco más pesimista, no tanto porque la inteligencia artificial no tenga una utilidad y unas prestaciones fantásticas, que es evidente que sí, sino porque el contexto social, económico, geopolítico no ayuda para que haya ninguna forma de control social sobre la misma de mínima regulación democrática».

«Tengo la sensación de que la IA es una herramienta poderosísima, que está en manos de los nuevos señores feudales y que, en cierto modo, opera al margen de cualquier tipo de control social mínimo, algo que me parece muy problemático».
0Así, y consciente de que la IA puede ser «sin duda muy eficaz para resolver los grandes problemas de nuestro tiempo, por sí sola no va a resolver nada», especialmente «si no hay decisiones políticas de cambios de modelo» en un mundo en el que «están pasando muchas cosas muy graves».
«La inteligencia artificial no va a arreglar el problema fundamental, que es la estupidez natural», ha zanjado como resumen de su teoría. EFE