Miguel Ángel Tobías (Barakaldo, 1968) es productor y director de cine, documentales y programas de televisión. EFE/ Jesus Diges

Tobías, un cineasta que ha encontrado la «alegría vital» en medio de las catástrofes

Javier Rodrigo

Pamplona (EFE).- Miguel Ángel Tobías (Barakaldo, 1968) es productor y director de cine, documentales y programas de televisión, un oficio que le ha llevado a cubrir desastres naturales como los terremotos de Haití o Nepal. Y en esos espacios arrasados por la naturaleza también ha encontrado una «alegría vital» que en los países ricos parece haberse perdido en gran medida.

Tobías es conocido por crear ‘Españoles en el Mundo’, un formato de gran éxito en España y replicado en varias comunidades autónomas y países. Con su productora Acca Media ha dedicado 15 años a recorrer el planeta, contando historias de vida a través de sus producciones.

Además, es socio fundador y patrono de la Fundación ‘Historias que deben ser contadas’, con las que promueve la producción de contenido positivo para la sociedad, y forma parte del Consejo de Expertos de la Fundación World Vision Internacional.

El cineasta ha pronunciado esta semana dos conferencias en Pamplona en torno a la salud emocional, organizadas por Caja Rural junto con la Fundación Espes, tituladas ‘El camino interior (Tú construyes tu futuro)’, una dirigida a adolescentes y otra para público adulto, en las que ha intentado despertar conciencias acerca de los ‘fantasmas’ que nos impiden desarrollarnos plenamente como personas.

El poder interior

Cada uno de nosotros, ha afirmado en una entrevista con EFE, «tenemos mucho más poder dentro de lo que nos han hecho creer, de lo que nos hemos autoconvencido y de lo que nos imaginamos como para cambiar aquellos aspectos en nuestra vida que no están alineados con nuestro propósito, con lo que nuestro corazón nos dice, con lo que nos gustaría que nuestra vida fuera».

Pero lo que el corazón anhela, ha indicado, tiene unos enemigos, que son los traumas infantiles, el sistema de creencias y los miedos, unas barreras que hay que superar para «atrevernos a mirar dentro» de nosotros mismos.

«Lo que pasa es que da vértigo mirar hacia dentro. Indiscutiblemente a todos nos da vértigo, porque además nuestro cerebro y nuestra mente, que es la función del cerebro, y esto es de neurociencias, están diseñados para nuestra supervivencia», ha comentado.

Por lo tanto, ha agregado, «como al cerebro lo que le importa es la supervivencia, se generan y se fomentan estos miedos que nos impiden salir de la zona de confort en la que nos hemos instalado, aunque nos impidan vivir la vida que queremos vivir».

Una insatisfacción patológica

En ese sentido, Tobías, que ha conocido bien países en guerra, campos de refugiados y zonas asoladas por catástrofes naturales, ha llegado a la conclusión de que «no hay nada más patológico, no hay nada que cause más dolor, más sufrimiento, más enfermedad en los seres humanos, que vivir una vida que no queremos vivir».

«Eso lo que va generando es cada vez más dolor, más sufrimiento y más problemas de salud, no solo físicos, sino también emocionales y mentales», ha resaltado Tobías, quien ha aseverado que en Occidente «nos hemos centrado en el tener en vez de en el ser, viviendo una vida que no queremos, pero sin saber cómo salir de ella y sin ni siquiera muchas veces pensar en ello».

Así, ha añadido, en los países ricos hay millones de personas «viviendo una vida sin duda biológica, pero no la vida con mayúsculas que tenemos todos derecho a vivir», y todo por culpa de un sistema que «nos empuja, nos empuja, nos empuja».

Y de esta forma, «vivimos como ratones en una rueda de hámster sin poder hacer otra cosa más que seguir moviendo las patas para seguir dando vueltas y vueltas y vueltas sin poder frenar, sin poder parar y sin ver la posibilidad de saltar de esa rueda y darnos cuenta de que hay otra forma de vivir» más conectada «con el mundo, con la naturaleza y con el propio ser humano».

La capacidad de resiliencia

«Yo he cubierto y he filmado varios terremotos y he visto gente en zonas del mundo muy vulnerables que no tenían nada o que lo poco que tenían lo han perdido y que están siempre en el filo de la navaja de la subsistencia y la supervivencia», ha relatado.
Sin embargo, ha dicho, «ves que tienen una capacidad de resiliencia, incluso de disfrutar de los buenos momentos, incluso en muchos casos con una alegría vital que aquí, que lo tenemos todo, es todo lo contrario».

Mientras hay millones de personas en el planeta luchando por sobrevivir, ha lamentado, «aquí nuestro problema es ver si llueve el día que quiero ir a la playa, o cómo me compro la camiseta número 27 de este año, y claro, así nos va».