Algunos de los elementos simbólicos de los que se sirve la logia. EFE/Jesús Diges

La logia masónica ‘Xavier Mina’ cumple diez años buscando el crecimiento personal y social

Javier Rodrigo
Pamplona (EFE).- La logia masónica ‘Xavier Mina’ ha cumplido diez años desde su restauración en Navarra, una década en la que esta entidad, federada en la Gran Logia Simbólica Española (GLSE), ha buscado, desde la libertad de conciencia, el crecimiento de la persona por medio del trabajo simbólico y, por extensión, de toda la humanidad.

Esta agrupación se define como un espacio intelectual que ite a hombres y mujeres en plano de igualdad y que opera desde la ‘absoluta libertad de conciencia’, sin posicionarse política ni religiosamente, con la finalidad de trabajar por el perfeccionamiento de la sociedad desde parámetros de tolerancia y fraternidad.

Esta logia masónica se fundó en 2014 a partir de integrantes de diferentes logias de la GLSE residentes en Navarra, retomando la actividad de un movimiento prohibido al inicio de la Guerra Civil. El nombre evoca la figura del militar y guerrillero navarro que vivió entre 1789 y 1817, del que destacan su lucha contra la intolerancia y por la independencia de las ideas y las personas.

Un ‘templo’ repleto de símbolos

La sede de esta logia o ‘templo’, como lo denominan los masones, acoge reuniones o ‘tenidas’ de los 16 integrantes que tiene en este momento la agrupación.

El templo es un espacio con una importante carga simbólica, que incluye entre otros elementos el ‘ara de los juramentos’, en la que reposan la escuadra y el compás sobre un ejemplar de la Declaración Universal de Derechos Humanos y una Biblia, pero no como símbolo religioso, sino de «un libro que representa la sabiduría acumulada a lo largo del tiempo», ha explicado a EFE el presidente de la logia, Valentín Díaz.

También pueden verse en el templo la plomada colgando del techo, varias espadas, entre ellas la hoja ‘flamígera’ del presidente de la logia, el farol, la piedra en bruto y la piedra labrada, el candelabro y tres pequeñas columnas, situadas sobre un diseño ajedrezado, que representan la sabiduría, la fuerza y la belleza.

Y flanqueando la entrada al templo, como en toda logia, las columnas Jaquin y Boaz, recreación de las que existían en el Templo de Salomón.

Sin rito no hay masonería

Sin rito y sin simbología «no hay masonería», ha destacado Díaz, quien ha reconocido que lo que le motivó a entrar en este grupo fue «la imagen de la escuadra y el compás; es una imagen enormemente sugestiva que me hizo tener una resonancia interna desde muy joven».

La masonería, ha comentado, es una alegoría del oficio de la construcción: «Se inspira en los canteros medievales; ellos trabajaban la piedra y nosotros también trabajamos la piedra, con la diferencia de que la piedra es cada uno de nosotros mismos. Es decir, lo que hacemos es tallar nuestro propio yo, autoconstruirnos para buscar la mejor versión de uno mismo».

Díaz ha subrayado el «ambiente magnífico» y la relación fraternal entre los ‘hermanos’ o de la logia. «Aquí estamos unidos en nuestra pura y desnuda humanidad, es decir, aquí no hay un periodista, un abogado, un empresario, un camarero o cualquier otro, aquí todos, absolutamente en el momento en el que estamos en la logia, somos exactamente iguales. No hay diferencias ni por sexo, ni por ideología, ni por religión», ha afirmado.

Dos grandes corrientes de francmasonería

Pero, como movimiento, la masonería no está unida. Hay dos grandes corrientes: la masonería anglosajona o masonería masculina, y la masonería liberal, ligada fundamentalmente al Gran Oriente de Francia y al Gran Oriente de Bélgica, a la que pertenece esta logia navarra.

La masonería masculina no ite la iniciación de las mujeres y exige la creencia en un Dios revelado y en la inmortalidad del alma. Está muy ligada a los principios fundacionales de la francmasonería, pero este movimiento, como tal, «se funda en el siglo XVIII, en 1717, y estamos, claro, en 2024. El mundo ha cambiado, y ya desde la segunda mitad del siglo XIX hay mujeres masonas», ha señalado Díaz.

Imagen del local y elementos de la logia masónica 'Xavier Mina' de Navarra y de su presidente, Valentín Díaz
El presidente de la logia masónica ‘Xavier Mina’ de Navarra Valentín Díaz. EFE/ Jesus Diges

La masonería fue brutalmente perseguida durante el franquismo. Díaz reconoce que no sabe el motivo: «Habría que preguntárselo a Franco. Lo cierto es que tuvo una absoluta obsesión contra la masonería».

La consecuencia en todo caso es que la masonería española, como ha reconocido Díaz, no salió bien parada de la dictadura. «De todos modos, hay que decir que la masonería en España nunca ha tenido una gran cantidad de . Incluso en los mejores tiempos de la masonería en España, entre finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, nunca sobrepasó los 6.000 o 7.000 », ha apuntado.

En estos momentos en España hay unos 4.000 masones, cuando, en Francia, por ejemplo, son casi 200.000.

¿De qué se habla en una reunión masónica?

¿Y de qué se habla en las reuniones o ‘tenidas’ masónicas?. Pues de muchas cosas, ha asegurado Díaz: «Por supuesto, se habla mucho de temas simbólicos, sobre lo que cada cual interpreta» de los mismos, y sobre otras cuestiones, sean o no de actualidad. De lo que no se habla nunca es de política o de una religión concreta.

Esta regla se rompe al terminar la reunión, momento en el que los hermanos participan en un ‘ágape’ y hablan ya sobre cualquier tema, incluso, ha bromeado Díaz, de fútbol.