Pamplona (EFE).- ‘Cholitas’ es «una película de montaña donde la montaña es lo menos importante. Al final se trataba de utilizar un poco esta aventura de viajar al Aconcagua no para hacer un documental de montaña, sino para contar una historia sobre todas ellas», las cholitas.
Así lo ha manifestado a EFE el codirector del documental ‘Cholitas’ Jaime Murciego, quien ha señalado que la aventura y el rodaje del ascenso del Aconcagua «fue una locura para ellas y para nosotros» por la dificultad para trabajar en esas condiciones.
Murciego ha presentado este jueves en los cines Golem de Pamplona junto con el codirector Pablo Iraburu y dos cholitas, Elena Quispe y Cecilia Llusco, el documental, que ya se estrenó en 2020.
«Lo que pasara en la cumbre casi quedaba en un segundo plano, porque realmente lo que interesaba más era entender por qué un grupo de personas que yo nunca me hubiera imaginado haciendo un deporte así, en qué momento deciden salirse un poco del rol o del camino que les han marcado, dejar a sus familias, salir de sus cocinas, salir de su país por primera vez para embarcarse en una aventura de esta magnitud», ha añadido.

Eso es lo que para el director las hace «maravillosas» y la intención del rodaje era entender «cuáles son sus motivaciones, sus miedos, sus inquietudes, intentar entender la historia que tienen ellas, no solo como mujeres indígenas, sino también la individual de cada una de ellas»
Todas ellas comparten esa historia de racismo que hubo en los últimos años contra la mujer indígena, pero a la vez son muy diferentes entre sí y «cada una tiene sus propias razones para hacer esto, sus propias motivaciones».
Murciego ha explicado que fue una «locura» porque la mayoría del equipo de rodaje no tenía ninguna experiencia en montaña.
«Siempre decíamos que nosotros teníamos el doble reto de intentar seguirlas por la montaña, que ya fue bastante locura, y a la vez no olvidarnos de que estamos haciendo una película y que no podíamos perdernos nada de lo que pasara ahí».
Una aventura no exenta de dificultades
Entre las dificultades para las protagonistas no solo estaba la altura de la montaña, sino que era su primera vez fuera de casa, la primera vez que cogían un avión. «Para ellas fue un poco doble reto, no solo en cuanto a lo técnico de la montaña, sino a la vez una experiencia de vida que ellas nunca habían tenido y de la que sí creo que se llevaron bastante».
La improvisación fue avanzando conforme ascendían y el frío no ayudaba: «El frío te congela las baterías y la propia altura que al final pues te impide moverte como tú querrías o hacer ciertas cosas que tú querrías. La cabeza tampoco funciona del todo bien a esas alturas».
«Estoy en o con ellas, dos de ellas ahora están por aquí, pero sí que de vez en cuando intercambiamos todavía mensajes.
Ellas se han profesionalizado más como guías de alta montaña. Antes trabajaban a lo mejor más como porteadoras o cocineras y ahora se han profesionalizado más en ese sentido, porque han visto también un poco el tirón que puede tener una cholita para un turista», ha explicado sobre la vida de las mujeres. EFE