Bilbao (EFE).- El PSE-EE, que muestra una tendencia al alza, se presenta a las elecciones vascas del 21 de abril como la izquierda útil .
Aboga por centrarse en los problemas reales de la ciudadanía y ser la garantía para evitar que Euskadi se embarque en un proceso soberanista con PNV y EH Bildu.
Los socialistas afrontan las elecciones con una renovación generacional de sus candidatos que va mucho más allá de la sustitución de Idoia Mendia por Eneko Andueza.
También dejarán el Parlamento «pesos pesados» de las últimas décadas, como Iñaki Arriola, Txarli Prieto y José Antonio Pastor, que fueron secretarios generales de Gipuzkoa, Álava y Bizkaia, respectivamente.
Buenos resultados en municipales y generales
El PSE-EE llega a la campaña vasca después de dos buenos resultados en las elecciones municipales y las generales del pasado año.
En las generales, los comicios más favorables para los partidos de ámbito estatal, incluso fue el partido más votado, aunque empató a escaños con PNV y EH Bildu, gracias a la polarización entre Sánchez y Feijóo.
En las municipales también mejoró en votos, concejales y alcaldes, pero, sobre todo, consiguió la alcaldía de Vitoria, aunque quedara segundo tras Bildu, y vuelve a dirigir una capital vasca 12 años después.
Esos resultados son el argumento para que Andueza sostenga que las elecciones autonómicas serán una «lucha a tres y no a dos», en su intento para evitar quedar fuera de foco y que la campaña se reduzca a la pugna entre PNV y EH Bildu por la victoria.
Sin embargo, todas las encuestas publicadas hasta ahora pronostican un tercer puesto para el PSE-EE, cuya ligera subida, de los 10 escaños actuales a 11/12, todavía le dejaría a mucha distancia de las dos formaciones nacionalistas, que le doblarían en escaños con entre 24 y 27 parlamentarios.

Los argumentos de Andueza
Para romper esa polarización entre PNV y Bildu, su candidato se centra en vender las políticas progresistas implantadas por el Gobierno de España.
También cita la gestión realizada por sus tres consejeros del Gobierno Vasco, con críticas como el resto de partidos a la situación de Osakidetza, y su preocupación por los problemas reales del día a día frente a las «obsesiones» nacionalistas con la independencia.
En una comunidad en la que la aprobación de la ley de Amnistía y las alianzas de Sánchez con los nacionalistas no tendrán mayor coste electoral para los socialistas, el PSE-EE se presenta como la «garantía» para evitar una alianza nacionalista que abra un proceso soberanista en Euskadi, sin prácticamente alusiones al PP, al que casi dobla en votos.
Ese mapa electoral tan diferente al de Galicia, sin confrontación con el PP y con un claro dominio de los partidos abertzales, hará que la participación de Sánchez se limite previsiblemente al acto de precampaña ya realizado en Bilbao y otras dos visitas por hacer a San Sebastián y Vitoria.
El rechazo a gobernar con EH Bildu
Como siempre en Euskadi -nunca un partido ha conseguido mayoría absoluta- los pactos de gobierno son una parte básica de la campaña y todo apunta a que los socialistas, si los números lo permiten, optarán por repetir la coalición con el PNV, que también mantienen en ayuntamientos y diputaciones.
Andueza ha reiterado durante meses que no hará lehendakari, ni siquiera con la abstención, a un candidato de EH Bildu, también después de que el candidato de esta fuerza política, Pello Otxandiano, propusiera que gobierne la fuerza «progresista» -grupo en el que incluye al PNV- más votada, con pactos con el resto, como en Navarra y Pamplona. EFE