Vitoria (EFE).- El incremento de los gastos en los hogares, sobre todo en vivienda y alimentos, ha disparado el coste de criar a un hijo en Euskadi hasta los 866 euros.
Supone que ha aumentado un 13 % respecto a 2022 y un 34 % desde 2018.
En el conjunto de España el coste es de 758 euros al mes, también 13 % más que hace dos años cuando eran 654 euros.
Son cifras del informe ‘El Coste de la Crianza en España 2024’, de Save the Children.
El 14 % de familias en Euskadi, 29.307 familias, no pueden hacer frente al coste de crianza incluso dedicando a ello la totalidad de sus ingresos.
Además, el 42 % de las familias en Euskadi (89.675 familias) tienen dificultades para cubrirlo.
El motivo es que deben destinar más de la mitad de su renta a los gastos de la crianza, que cada vez ocupan una parte mayor de las rentas del hogar.
En el conjunto de España, Cataluña es la comunidad más cara para la crianza, con un coste medio de 938 euros mensuales, Valencia la segunda y Euskadi la tercera.
Criar un hijo es caro e influye en la decisión de tenerlo
«Criar es caro, lo que influye en la decisión de tener un hijo» en España, donde nacen 1,16 hijos por mujer, la tasa más baja de toda Europa, remarca este estudio, que calcula el gasto que deben enfrentar las familias en las distintas etapas de la vida de sus hijos.
El análisis recuerda que el 20 % de las mujeres mayores de 40 años con hijos o hijas habrían querido tener más.
Las familias con niños afrontan una inflación específica superior a la media, que se denomina «inflación de la crianza», (variación de precios de una cesta de productos y servicios asociados a la crianza) que en Euskadi supera ampliamente en un 35,5% a la inflación general.
«La crianza representa una carga económica considerable para las familias, especialmente en la adolescencia, y se ha convertido en un factor de riesgo significativo de pobreza», asegura Andrés Conde, director general de la entidad.
En España, los gastos varían según las edades de los menores. Hasta los 3 años, es de 609 euros, copado principalmente por los gastos de conciliación -como escuelas infantiles-, vivienda -adaptar espacios-y alimentación.
Las etapas cercanas a la adolescencia y hasta la mayoría de edad acumulan los mayores gastos por cambios en habitaciones o la compra superior de alimentos, pese a que se deja de comprar juguetes, aunque no dispositivos tecnológicos.
