Exposición itinerante Rolando 2:15-2:45. 50 años de la primera masacre de ETA. EFE/ Miguel Toña

Bilbao acoge la exposición del atentado en la cafetería Rolando, «refugio de la memoria»

Bilbao (EFE).- El edificio ‘La Bolsa’ de Bilbao acoge la exposición itinerante ‘Rolando 2:15-2:45. 50 años de la primera masacre de ETA», «un refugio para la memoria y un acto de resistencia contra el olvido».


La muestra, que ha pasado ya por Vitoria y diversos centros universitarios, recoge fotografías y textos con los testimonios sobre el atentado en la cafetería Rolando (Madrid), perpetrado el 13 de septiembre de 1974 y que causó 13 muertes y 70 heridos.

Recala por primera vez en Bilbao de la mano del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos-Gogora y el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo.


La consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José, ha tomado parte en la inauguración, cita que ha contado también con la asistencia de familiares de víctimas de la banda.

En su intervención, ha realizado un llamamiento a construir una memoria capaz de «neutralizar las pasiones y arrinconar viejos relatos de héroes y traidores».


Ha apostado así por impulsar una memoria «anclada en el rigor histórico» en la que «la diversidad, el derecho a la diferencia y la pluralidad ganen el terreno a los mensajes de odio, a la exclusión del diferente y a la uniformidad cultural».

También han estado presentes el director del Instituto Gogora, Alberto Alonso, el director del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez, así como de Alicia Gómez Cuadrado, hija de Francisco Gómez Vaquero, cocinero de la cafetería y víctima mortal del atentado.

Gómez Cuadrado ha destacado que la exposición representa un trabajo de investigación «fiel», que ha permitido «arrojar luz» sobre el atentado.

«Cicatrices invisibles»

La hija de Francisco Gómez Vaquero, asesinado cuando tenía 30 años, ha relatado las «cicatrices visibles e invisibles» que han padecido las familias de las víctimas.


«La bomba no solo mató personas, también asesinó sueños y rompió almas», ha descrito, al tiempo que ha lamentado la tristeza sufrida por toda su familia desde entonces y la «mochila» de «miedo, odio y rencor» con el que ella vive.


Tras valorar que la muestra supone un espacio de historia, reflexión, así como «un refugio de la memoria y acto de resistencia contra el olvido», ha lamentado el «silencio institucional y social» padecido.


«No tuvimos ayuda psicológica, ni económica, ni solidaridad social. El día que mi padre no volvió a casa cerramos la puerta y nadie llamó a ella», ha expresado, para lamentar que durante 50 años «ningún gobierno ni institución quiso hablar del atentado».

Por último, ha reclamado el derecho de las víctimas del terrorismo a ser reconocidas y recordadas, cuestión que implica sus nombres e historias pero también el contexto de su sufrimiento y la repercusión que ha tenido en sus vidas.


La exposición se expone también en la Biblioteca Central de la UNED, en Madrid, donde permanecerá hasta el próximo 11 de abril. EFE