Oviedo (EFE).- La sección tercera de la Audiencia Provincial de Asturias ha confirmado íntegramente la sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal número 3 de Oviedo en la que se condenaba a seis años y tres meses de cárcel al promotor de una explotación ganadera de Ribadedeva por vertidos de purines a la cueva prehistórica de El Pindal, que cuenta con varios conjuntos de pinturas y grabados rupestres.
La sentencia, que había sido recurrida por la defensa hace un año, considera probado que el promotor de estos terrenos carecía de licencia de actividad para la explotación, al habérsele denegado por la istración y, a pesar de ello, procedió a activarla, con más de cuarenta cabezas de ganado vacuno.
La estabulación estaba ubicada en el entorno de protección de la Cueva de El Pindal, cuando la legislación patrimonial aplicable le hubiera impedido su desarrollo al resultar incompatible con la adecuada conservación del Bien de Interés Cultural.
Con esta actividad de explotación ganadera, el acusado acometió obras de construcción que modificaron la cuenca del arroyo La Llongar, generando un terraplén que evita que el cauce, en caso de crecida, se disperse por toda la vaguada.
De esta forma, concentra su cauce y el arrastre de material contra un sumidero ubicado junto a la explotación y en el área de infiltración directa de la cueva, de ahí que, en supuesto de inundación, el barrizal concentrado de purines en la zona de comederos se moviliza hacia el punto de escape natural.
Un socavón de varios metros
Así ocurrió en el mes de octubre de 2019 tras un episodio de fuertes precipitaciones que generaron un socavón de varios metros, lo que supuso la entrada en la cueva de sedimentos con valores muy elevados de materia orgánica, nitrógeno, fósforo, potasio y metales pesados, así como antibióticos y desinfectantes, junto con una amplia gama de poblaciones microbianas, incluidos los patógenos.
Según la sentencia, ello causó un drástico cambio en la microbiología de la cueva, desplazando la mayoría de las bacterias aeróbicas y reemplazándolas por anaerobias estrictas o facultativas, cuyo origen procedía de la explotación ganadera, que se encuentra sobre el yacimiento arqueológico.
El deficiente tratado de los residuos (orines y purines) del ganado presente en la explotación ha generado, además, el aumento de la contaminación de una charca de la zona y el depósito de elementos químicos dañinos en el suelo de la cueva rupestre, poniendo en grave riesgo «la conservación de las valiosas manifestaciones artísticas que alberga».
El acusado también incumplió la orden de suspensión de la actividad decretada por la autoridad municipal de diciembre de 2019 y desoyó el requerimiento de noviembre de 2019 del Consejo de Patrimonio Cultural de Asturias de proceder a la succión del agua concentrada en la charca mediante una cuba, con el fin de evitar un destaponamiento natural que provocara la entrada en tromba a la cueva.
Tal y como solicitaba la Fiscalía, el acusado fue condenado por un delito contra el patrimonio histórico (año y medio de cárcel) por otro contra la ordenación del territorio (dos años y tres meses), por uno más contra los recursos naturales (dos años y seis meses) y por el de desobediencia (multa). EFE