Vista exterior del colegio público Jesús Cancio, en Santander. EFE/Román Aguilera.

Cantabria prevé ampliar el Aula Educativo Terapéutica para atender casos de Primaria

Por Pilar Palazuelos |

Santander (EFE).- Las dificultades de regulación emocional son el problema más frecuente al que se enfrentan los profesionales del Aula Educativo-Terapéutica, que gestionan las consejerías de Educación y Salud del Gobierno de Cantabria, y que pretenden ampliar este recurso el próximo curso a Educación Primaria.

Esa aula ha tenido este año académico que ahora finaliza una decena de alumnos en seguimiento, de 13 a 16 años, de Educación Secundaria, tras ponerse en marcha el curso 2022-2023 con financiación del Fondo Social Europeo.

El objetivo de este recurso es facilitar, con carácter temporal y transitorio, una respuesta educativa integral y especializada al alumnado con problemas de salud mental y con necesidades específicas de apoyo derivadas de trastornos que, por su gravedad, no pueden abordarse en un entorno escolar normalizado.

Se pretende con el aula mantener a los niños y adolescentes «en un entorno educativo», explica a EFE el director general de Planificación de la Consejería de Salud, Óscar Fernández, porque cuando un niño tiene un problema de salud mental más grave el recurso adecuado es el sanitario u hospitalario, advierte.

«Este proyecto no pretende ser una aula permanente, al contrario debe ser una aula de estancia temporal donde los niños que se estabilizan y recuperan vuelven a su clase de origen con el resto de compañeros», señala.

Sus profesionales realizan una intervención de carácter educativo-terapéutica que se apoya en las necesidades detectadas en el alumnado.

El director de Planificación de la Consejería de Salud y psiquiatra, Óscar Fernández, durante una entrevista con EFE. EFE/Román G. Aguilera.

Este alumnado, explican a EFE desde las Consejerías de Educación y Salud, presenta mucha fragilidad emocional «con dificultades para mantener una asistencia regular a los centros educativos y para establecer y consolidar relaciones con iguales».

La idea de poner en marcha este recurso en Cantabria partió de la Consejería de Educación, pero la de Sanidad enseguida recogió el guante.

Para abrir y poner en funcionamiento este recurso Cantabria se fijó sobre todo en lo que venía haciendo ya la comunidad vecina de Euskadi, desde hace 10 años.

Labor curricular y clínica

El aula no se centra ni tiene como requisito tener un diagnóstico concreto de trastorno mental.

«Lo más relevante es la dificultad a nivel funcional que pueda tener el niño para adaptarse con sus iguales o con los docentes. Y ahí recoge todo el espectro de problemas de salud mental», dice el director general.

Pone como ejemplo un niño con una fobia escolar, que no es capaz de acudir al colegio con la regularidad que se requiere. Esta aula le «puede brindar un entorno más seguro con profesionales tanto del ámbito educativo, orientadores o psicopedagogos y a la vez personal sanitario, que pueden facilitar que venza esos miedos a estar en el entorno escolar y otras regulaciones emocionales o dificultades de conducta», destaca.

La labor curricular se realiza a través de los profesores de ámbito y con el apoyo del maestro de Pedagogía Terapéutica e integradores sociales, de forma personalizada y en colaboración con los centros educativos de referencia.

La intervención clínica requiere de una atención individualizada y en ocasiones grupal por parte del psicólogo clínico y la enfermera.

Una tercera línea de intervención se desarrolla a través del diseño de diferentes talleres encaminados a mejorar funciones ejecutivas, competencias sociales y personales, como la autogestión, autoestima, o el sentimiento de pertenencia, principalmente.

Cada alumno tiene asignado un orientador educativo que coordina todas las actuaciones, así como los planes personalizados de intervención.

Los resultados de la atención prestada en este recurso «han sido satisfactorios y alentadores en el camino que se está recorriendo», destacan sus responsables, por lo que se plantea ampliar con otra aula para Primaria.

La atención a la salud mental infanto-juvenil

En el año previo a la pandemia, en 2019, se derivaron cerca de 1.500 casos a salud mental infanto-juvenil. Tras la covid, en 2022, se llegaron a derivar cerca de 2.500 casos.

La Consejería de Salud entiende que las cifras ya se están estabilizando desde el año 2023.

Los casos más frecuentes se derivan por problemas de comportamiento, ansiedad y déficit de atención.