San Sebastián, 10 jun (EFE).- Impulso Agro, la primera lista de jóvenes talentos del sector agroalimentario en España. Hay jóvenes que nunca dejan el campo o la mar. Otros vuelven a sus lugares de origen tras cursar una carrera para continuar el negocio familiar o innovar con nuevos proyectos el sector primario y la gastronomía en el mundo rural. De ellos, 40 han pasado a formar parte de la primera lista Impulso Agro creada por el Basque Culinary Center (BCC) y AgroBank.
Impuso Agro
Esos jóvenes, todos menores de 40 años, se han reunido este martes en una jornada en el BCC, en San Sebastián. En ella, además de conocerse, han hablado de temas actuales como la transformación digital y la inteligencia artificial en la esfera agro.
Los retos y las respuestas del sector a la sostenibilidad y el cambio climático; el impulso femenino para el futuro del agro; y la gastronomía líquida, con vinos, aceites y nuevas bebidas como punto de atención, forman parte asimismo del programa de intervenciones y mesas redondas de este encuentro, que se repetirá cuando se dé a conocer la segunda lista Impulso Agro, que tendrá carácter bienal.
La idea del Basque Culinary Center y de AgroBank, que gestiona los productos de Caixabank destinados a trabajadores y empresas agrarias, ha sido dar visibilidad y apoyo a jóvenes que, a través de su trabajo y sus proyectos, están transformando el sector.
La lista abarca un gran abanico de perfiles. Se distribuyen en las siguientes categorías: Relevo generacional, Innovación e investigación, Sostenibilidad social, Económica y ambiental, Emprendimiento y profesionalización del sector, Transformación digital, Cambios en hábitos de consumo y producto, y Gastronomía.
Lista de jóvenes
La integran 22 mujeres y 18 hombres de casi todas las comunidades autónomas, con Castilla y León a la cabeza (15 %). En la mayoría de los casos, la producción, elaboración, distribución y transformación de alimentos está vinculada a pequeños municipios y pueblos alejados de las urbes.
Desde vinos sin alcohol hasta sensores inteligentes para vacas, estos jóvenes talentos «están revolucionando el sector agroalimentario con ideas valientes, sostenibles y de alto impacto».
Biorrefugios apícolas
«Han creado biorrefugios apícolas, reinventado la sidra y la lana, lanzado kombuchas premiadas, impulsado el cultivo de pistacho en España, recuperado razas autóctonas y fundado proyectos de agricultura regenerativa.
Su capacidad para fusionar tradición, ciencia y tecnología no sólo revitaliza el medio rural, sino que también marca el camino hacia un sistema agroalimentario más innovador, sostenible y conectado con la sociedad», ha subrayado el BCC sobre los elegidos.
En ella figuran nombres como el de Lucía Abando, de 29 años, que encarna la sexta generación de una familia dedicada al viñedo y a la elaboración de vinos en Laguardia (Álava).
Ideas innovadoras
Abando tomó el relevo de bodegas Las Orcas. Es un proyecto que lanzaron sus padres en 1994. Él se ha incorporado en 2022 con el objetivo de aportar ideas innovadoras como transformar los cultivos en ecológico y elaborar el vino por parcelas.
Ingeniera agrónoma con Máster en Ingeniería Agronómica, Viticultura y Enología y Máster en Enología Innovadora, Lucía asegura a EFE que está encantada con la decisión de dedicarse al primer sector, a pesar de las dificultades, y de haber asumido las riendas de la bodega.
«Me parece un mundo precioso, cuidas unas cepas para que den un fruto y luego hacer un vino», señala.
«Cuando me llamaron para comunicarme que formaba parte de la lista de 40 personas no sabía muy bien de qué se trataba. Ha sido una oportunidad para conocer qué hacen otras personas en otros sectores e intercambiar opiniones sobre su situación», asegura.
Otra componente de la lista, María Maceiras, de 24 años, es una pescadora gallega que antes de dedicarse al mar estudió y trabajó como ayudante de personas en situación de dependencia.
Maceiras comparte su día a día en el mar por redes sociales con vídeos en los que explica y promueve prácticas de pesca sostenible.
Pescar con red
«Cuando me metí por primera vez en el barco para pescar con red en la ría me enamoré de esta actividad», señala Maceiras que recuerda la emoción que sintió cuando escuchó la sirena que marca la salida de los barcos.
Reconoce la dificultad para vivir solo de esta actividad y, de hecho, algunos de los jóvenes que animaron a ella y a su pareja a lanzarse a esta aventura decidieron el pasado verano vender el barco porque «no da».
Por ello pide a las autoridades «más flexibilidad» a la hora de elaborar normas que se deciden siempre en un oficina.
«Estaría bien que probaran ir un día a faenar con todo el reglamento para que vieran lo que es y reconozcan que es complicado». EFE
