Vista del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) que cumple en poco más de un mes sus bodas de plata, 25 años que han servido para acercar la Justicia al ciudadano, mejorar este servicio, y también para tener una representación del Poder Judicial en la región. EFE/Pedro Puente Hoyos

Condenado a 28 años de cárcel por agredir, violar y grabar sin permiso a su pareja

Santander (EFE).- La Audiencia de Cantabria ha condenado a 28 años y seis meses de cárcel a un hombre acusado de agredir, violar y grabar sin su consentimiento a su pareja, sobre la que ejercía «un absoluto control», según el tribunal.

La sentencia, que se puede recurrir, le condena por nueve delitos de violencia de género.

Esos delitos son maltrato habitual, maltrato de obra, dos de lesiones, un delito continuado de violación con la agravante de parentesco y otro delito continuado contra la intimidad con la misma agravante.

Y también delitos de violación, de coacciones leves y de injurias y vejaciones injustas.

Además de la pena de cárcel, le impone 37 años de alejamiento y prohibición de comunicar con la mujer.

Le condenan además 30 años de inhabilitación para desempeño que conlleve o con menores, 13 años de libertad vigilada y 9 años y 9 meses de privación de tenencia y porte de armas.

Asimismo, deberá pagar una multa de 4.110 euros y una indemnización de 33.935 euros.

«Absoluto control»

Según la sentencia, el hombre, de modo frecuente y reiterado, «ha venido desplegando frente a la mujer una conducta altamente agresiva y violenta, tanto física como verbalmente».

La agredió físicamente de forma reiterada y la sometió a continuas vejaciones y humillaciones.

Además de insultarla, ejercía sobre ella «un absoluto control» sobre su vida.

También le exigía que le tuviera informado en todo momento de dónde estaba y con quién.

El hombre obligaba a su pareja a hacerse fotos en el sitio en el que se encontrase con sus acompañantes, y a responder de forma inmediata a sus videollamadas.

«Controlaba la ropa que vestía, sus comunicaciones y le prohibía beber alcohol si no era en su presencia, consiguiendo aislarla y alejarla cada vez más de sus amistades y de su entorno familiar», reza la sentencia.

Y todo ello «hasta el punto de generar en ella una permanente situación de desasosiego y un sentimiento de temor constante, que la llevó a someterse a sus deseos y a intentar complacerle en todo momento».

Varias violaciones

La sentencia detalla también distintos episodios de violencia física y varias violaciones.

Se producían «en el marco de una situación asimétrica de poder y en un contexto de dominación».

Esa dominación era ejercida por el procesado frente a su pareja «a través del control emocional y mediante el empleo de la fuerza física».

La violencia crecía

El tribunal explica que el clima de violencia física, psíquica y mental fue creciendo con el tiempo.

Y no cesó hasta que la mujer puso una denuncia tras sufrir una agresión una noche.

Según la Sala, la autoría de estos hechos «resulta indubitada».

Y no hay dudas por las pruebas que se practicaron en el juicio.

También por el testimonio de la mujer, que «supera sobradamente todos los filtros exigidos por la jurisprudencia para constituir prueba de cargo frente al procesado».

Se han tenido en cuenta los fotos, vídeos y capturas de conversaciones que se hallaron en el móvil del acusado.